El "American Journal of Clinical Nutrition" acaba de presentar los resultados de una dieta que al cabo de un año logró reducir el colesterol LDL más del 20 por ciento en un tercio de los pacientes, una cifra equivalente a la que consiguen las estatinas de primera generación. Eso sí: los participantes tenían que consumir todos los días siete porciones de alimentos con fibras viscosas, como dos tazas de berenjenas crudas o una rodaja de pan de avena; siete porciones de alimentos ricos en soja, como hamburguesas (de soja) o tofu; cinco cucharaditas de margarina enriquecida con fitoesteroles; y 42 gramos de almendras.
Para quienes no tienen tanta vocación por los sacrificios, la industria alimentaria se volcó a ofrecer productos que reducen o controlan el colesterol sin interferir tanto con los hábitos. "Vienen bien porque ayudan a reemplazar alimentos procesados que son perjudiciales",
señala la nutricionista Jorgelina Latorraga, del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA).
Fargo presentó una línea de panes con fitoesteroles, que son sustancias vegetales que reducen a la mitad la absorción del colesterol de la dieta sin afectar los niveles del colesterol "bueno" o HDL. Según información que la compañía distribuyó entre los médicos, el consumo diario del pan enriquecido podría disminuir un 6,5% los valores del colesterol "malo" o LDL. Los fitoesteroles –además– ya están incluidos desde hace un par de años en algunas margarinas y leches.
Otro enfoque para mejorar la relación LDL/HDL son los productos ricos en aceites omega-3, como los pescados de mar. Una fuente alternativa que las dietéticas porteñas ofrecen desde hace dos años es la chía, un alimento básico de las civilizaciones precolombinas que hoy se cultiva en el norte de la Argentina y Bolivia. La harina de chía se puede mezclar con la harina panificable o se pueden agregar las semillas a yogures o salsas.
Para quienes prefieran consumirlo en cápsulas, el laboratorio Dr. Madauss ofrece desde el mes pasado suplementos con aceite de chía.
Para subir el colesterol HDL, por su parte, Kroll relanzó en la Argentina el aceite de canola, rico en ácidos grasos monoinsaturados como las
aceitunas o el aceite de oliva.
En todos los casos, Latorraga se declara partidaria del equilibrio y del sentido común. "Los alimentos funcionales no excluyen la importancia
de otros recaudos en la mesa. Hay que tratar de sacar las facturas, los fiambres, y las grasas trans que suben el colesterol desde galletitas, chocolates o sopas instantáneas. Tal vez los pacientes tengan igual que tomar pastillas. Pero la dieta ayuda a no sumarle gravedad al problema.