Paso I. Instala un abrepuerta robado de otro cajero que modifica, para poder copiar los datos de la banda magnética de la tarjeta de débito. Como es original, la detección es prácticamente imposible.
Paso II. Coloca un teclado original –también robado– al que previamente le conecta un chip que almacena las claves personales. Con la información de la banda magnética que graba el abrepuerta y el correspondiente PIN, clona una tarjeta con un equipo similar al que utilizan los locales de videos juegos.
Paso III. La futura víctima introduce la tarjeta en la lectora. Como el sistema no altera el funcionamiento del cajero, puede realizar cualquier tipo de operación (consulta de saldo, extracción, etc.) y retirarse con su tarjeta. Si el ladrón copió todos los datos, se dará cuenta de la estafa cuando le falte el dinero.
Paso IV. Por lo general, el robo se produce en otro cajero para que la maniobra no pueda ser detectada por la Policía. Así es casi imposible detectar el momento en el que se produce la extracción.