SOCIEDAD
batalla de la naturaleza contra el cemento

Los ecoguerrilleros “se multiplican” gracias a tutoriales y manuales online

Utilizan las redes sociales para explicar cómo armar bombas de semillas y crean mapas de la ecorresistencia con puntos de ataque en la Ciudad. Galería de fotos

os ecowarriors también arman huertas móviles que trasladan por toda la Ciudad (centro). Las bombas Fukuoka (der.) son su principal "arma". En la web hay cientos de tutoriales en los que explican cómo
| Gentileza Articultores

Ellos hablan de bombas, comandos nocturnos y ataques inadvertidos. Pero sus armas son semillas y su campo de batalla, la Ciudad. Los guerrilleros ecológicos buscan rediseñar el espacio urbano para ganar la guerra contra el cemento. Y en esta batalla, las redes sociales resultan claves y les permiten alcanzar un efecto multiplicador.

Con tutoriales, manuales de acción y talleres comunitarios online, los ecowarriors instalan una acción directa que reclama los terrenos baldíos. Los costados de las vías del tren, plazas, canteros y rutas son el objetivo a alcanzar.

Estos grupos toman la Ciudad por asalto con las “bombas de semillas”, unas esferas de cuatro centímetros de diámetro de tierra arcillosa y una selección de semillas, que se lanzan aleatoriamente en propiedades públicas o privadas por igual. “La idea es tirarlas donde no se pueda acceder a pie, donde el pisado daña la tierra y para que los pájaros no las coman”, explica Joy Sapoznik, fundadora del El Brote Urbano, una huerta comunitaria que luego se convirtió en blog, con 16 mil seguidores.

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El ecowarrior Federico Donaire planta árboles en los espacios liberados por la construcción del Metrobus. “Es una forma de reverdecer la Ciudad”, fundamenta, mientras acarrea tierra y palas en una carretilla junto a su “comando” de cuatro personas.

Internet es el cuartel de organizaciones como Articultores, un colectivo internacional de artistas con pasión por cultivar con fines sociales y solidarios. Desde España, pasando por Irlanda, y en Buenos Aires, el sitio organiza la ecorresistencia con un mapa global de “puntos de ataque” que permite realizar un seguimiento de las plantaciones.

Según ellos, su arma principal es la propagación de información y de software libre en internet, además de blogs y programas radiales. De este modo, instan a formar una comunidad de ecowarriors que compartan experiencias, coordinen “bombardeos” y hasta regalen placas informáticas para sistemas de riego automático.

Articultores no es la única web que invita a la acción, ya hay muchos sitios que comparten esos conocimientos. “Existen miles sólo en Argentina, desde La Bioguía, EcoRevolución Argentina, Economía Consciente Global, GratiPlantas, de todo”, explica Alejo Ruffo, un agricultor que participa de estas agrupaciones.

A esta movida se le suman cada vez más asociaciones civiles que coordinan plantadas solidarias con especies nativas, urbanas e incluso frutales, como Un Arbol para Mi Vereda, Germinar y las Reservas Naturales de la Ciudad.

La revolución de nuestra era es ambientalista: por eso es importante ser consciente y responsable por nuestros actos”, concluye Fernanda Segre, una activista que ya bombardeó el costado de las vías del ramal Mitre. “Cualquiera que comparta nuestros valores puede ser un articultor; son todos bienvenidos”, finaliza Florencia, miembro de Articultores

Una técnica japonesa

Las bombas de semillas fueron creadas por Masanobu Fukuoka, un agricultor japonés, para rehabilitar el balance natural de cada espacio y fomentar la biodiversidad con la mejor intervención humana posible. Fukuoka sostenía que los procesos productivos eran destructivos e innecesarios y desarrolló esta técnica a principios del siglo XX para presevar los recursos de la tierra y producir alimentos de calidad en abundancia, según explica en La senda natural del cultivo. Estas pelotitas –llamadas “de Fukuoka” en su honor– pueden regenerar cualquier bosque en sólo tres años e, incluso, reverdecer zonas desecadas en cinco años.