“Secundaria del Futuro”. Así define el gobierno porteño el proyecto que busca reformar la enseñanza secundaria en las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires, y que se pondrá en marcha el año que viene.
Con una prueba piloto que se realizará primero en 17 colegios, el Ministerio de Educación porteño diseñó un plan que si bien no modifica la currícula, sí plantea un esquema de cambios donde, entre otros significativos, en el último año los alumnos tendrán prácticas profesionales y podrán adelantar dos materias del CBC o de alguna formación terciaria.
Así, entre las principales modificaciones que se harán a la secundaria tal como se la conoce se destaca que su organización estará dividida en tres ciclos, los dos primeros de dos años cada uno, que serán un ciclo básico y orientativo, y un tercero en el que se buscará una formación más integradora y formativa con lo que pasará más allá de la escuela.
Por eso, las prácticas profesionales formarán parte del 50% del contenido de ese año para que los estudiantes logren “aplicar los aprendizajes en empresas y organizaciones según los talentos e intereses de cada uno”, tal como se explicó. Ese año también se buscará trabajar en el aula con las habilidades y los proyectos propios de los alumnos.
Para eso, el rol de los docentes también cambia, ya que se apuntará a un trabajo más colaborativo en clase, y que tengan un rol de guía y menos exposición. También habrá tutores y mayor uso de la tecnología. En ese contexto, sólo el 30% de la clase será para introducir los contenidos, mientras que el 70% restante apuntará al “trabajo autónomo y colaborativo”.
Siguiendo el esquema del modelo educativo finlandés, los contenidos de las materias pasarán a estar organizados en áreas de conocimiento: en lugar de ser asignaturas sueltas, se organizarán e integrarán. En este caso, una estará vinculada a Ciencias Sociales y Humanidades; otra, a Ciencia y Tecnología, y otra, a Comunicación y Expresión.
A la hora de evaluar, desaparecen las notas numéricas y se reemplazan por un sistema de créditos que los estudiantes irán acumulando acorde a su rendimiento y sus logros académicos. Habrá un mínimo de créditos para aprobar por cada área de conocimiento. También se elimina la repitencia, ya que quienes no logren reunir los créditos necesarios al finalizar el año tendrán clases de apoyo del área en la que hayan presentado las dificultades.
La reforma comenzará el año que viene en 17 escuelas de la Ciudad y alcanzará a casi 2.500 chicos. Luego se sumarán las demás, gradualmente. Una vez conocida la propuesta, se manifestaron voces a favor y en contra. Incluso hubo tomas en algunas escuelas para manifestar su rechazo.