SOCIEDAD

Los verdaderos "Farsantes" que dejaron a sus mujeres

Tras el beso en TV de Chávez y Vicuña, historias reales de amantes gay. Galería de fotos

Me paso a mi. José, de azul, dejó a su mujer para estar con Marcelo. Fue hace 14 años y siguen juntos.
| Cedoc

Guillermo y Pedro se sintieron atraídos desde el comienzo. Y como un paso cantado en una historia de amor, llegó el beso, breve, simple, pero de amor. Ellos (Julio Chávez y Benjamín Vicuña) son una de las parejas protagonistas de Farsantes. Su romance no es ajeno a la realidad: es amor entre personas del mismo sexo, que tienen hijos de matrimonios heterosexuales anteriores.

Lo conocí y me enamoré. Dejé a mi esposa con el argumento de que no la quería más. Veníamos discutiendo, pero en realidad yo no quería estar con ella. A un mes de conocerlo nos juntamos, y hace 14 años que somos pareja”, resume José Toloza (42) al contar el inicio de la relación con Marcelo Alarcón (36).

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Sentados en el sillón donde vieron la escena del beso, repasan su vida y celebran que la novela exponga un romance así. “Al mes de salir con él le planteé: tu mujer o yo. Porque no quería lastimar a nadie. Ni ella ni sus hijos se merecían sufrir”, cuenta Marcelo.

“Hay muchos hombres que salen con hombres a escondidas para no asumir lo que sienten”, agrega, y asegura que con la novela ambos entienden más todo lo que cada uno sufrió ante la revelación de una verdad tan grande, imposible de ocultar, que generó un estallido familiar.

Según cuenta José, su padre le dijo que hubiera preferido que se fuera con una prostituta antes que con un hombre. “Es duro, se sufre mucho. Mi hijo mayor, que tenía 10 años, me preguntó ‘¿por qué dejaste a mamá por un hombre?’, y le tuve que explicar que no fue así, que debía estar con quien era feliz”, dice con los ojos llenos de lágrimas.

Vínculo. El caso del locutor Franco Torchia (el de Cupido) es distinto. El estaba en pareja con una mujer, y antes de que naciera su hija Teresa (5) se separó y empezó un proceso de redescubrirse. “Amé profundamente a las mujeres de mi vida, pero me enamoré de un hombre. No tuve una vida gay, no tuve un peregrinaje en ese tipo de vida, pero encontré mi plenitud con los hombres y no con la mujer, y eso no tiene que ver con lo sexual”, explica.

A sus 37 años, dice que puede ver que hay responsabilidades concretas sobre la bajada de línea sobre el amor. “El amor para mí era entre hombre y mujer porque era eso lo que explicaban en la casa, en la escuela, la industria cultural. Luego fui descubriendo más posibilidades. Tuve dudas, replanteos, frenos”, afirma.

Como símbolo de que el amor es más fuerte, Miguel Machinandiarena (65) cuenta que compartió 25 años con Angel, con quien incluso se casó (luego falleció). Hoy continúa viendo a la hija de él. “De chico quería tener una familia, pero no me gustaban las mujeres. Angel me contó que cuando estaba por casarse vio a la que fue su mujer y se preguntó ‘qué hago acá’”, cuenta. “La novela ayuda mucho. Su hija me agradeció haberlo hecho feliz. Son temas que hay que hablar para abrir mentes”, finalizó.

El presidente de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, Esteban Paulón, dice que es “positivo que los medios aborden la diversidad sexual de una manera seria y planteando los conflictos de la vida cotidiana para personas que por diversos motivos no han podido vivir libremente su sexualidad”.

Por su parte, César Cigliutti, presidente de la Comunidad Homosexual Argentina, sostiene que “la visibilidad es uno de nuestros principios para reivindicar la diversidad. Si los personajes no tienen una representación negativa, nos ayuda mucho en nuestra lucha”.