A tres décadas del hecho que cambió la historia de Occidente a finales del siglo XX, una parte de la historia de la caída del Muro de Berlín puede recrearse durante esta semana, en pleno barrio porteño de Barracas. Editorial Perfil abre las puertas de su edificio para que el público pueda conocer cómo llegó al país uno de los fragmentos del Muro más extensos fuera de Alemania –con unos 20 metros de largo– y sacarse una foto con un tramo del bloque de concreto original.
La historia de por qué se encuentra un trazo del Muro en la editorial nació el mismo día de su caída, en 1989. Jorge Fontevecchia, entonces CEO de Perfil, llamó al embajador de la ex República Democrática Alemana para poner algunos de sus bloques de cemento en la redacción, ya que consideró que ese hecho era sinónimo de la libertad de expresión. Una semana más tarde, el embajador le contestó que no estaban entregando partes del Muro pero podían hacer una excepción si construían una escuela en Alemania del Este.
Fontevecchia aceptó la propuesta y comenzó la logística para traer el Muro por vía marítima. El operativo tardó más de 500 días por un equipo con más de cien operarios para trasladar los veinte bloques de 3,60 de alto por 2,10 de ancho: cada uno pesaba más de 2,5 toneladas.
Por su parte, la Embajada de Alemania en Argentina inauguró ayer a la mañana tres murales que fueron realizados con la técnica de grafiti y que fueron diseñados por estudiantes de colegios alemanes, en un evento que fue llamado “Cuando caen los muros...”.
Los diseños elegidos fueron los ganadores entre las propuestas presentadas por 15 instituciones educativas alemanas que se encuentran en el país.