El Mundial de fútbol de 2006 no dejó sólo un buen sabor de boca en Alemania y una positiva imagen del país para la posteridad, porque en las próximas semanas llegará un nuevo recuerdo del campeonato: los miles de bebés que fueron concebidos durante el evento deportivo de hace casi nueve meses. "Las cifras concretas las tendremos en un par de meses, pero podemos decir que nuestros cursos de preparación para el parto están completos", dijo a la agencia DPA Rolf Kliche, director de la clínica de maternidad Doctor Koch, en la ciudad de Kassel.
Koch se atrevió a adelantar que en su clínica se podría registrar un aumento de nacimientos del 10 al 15 por ciento y esa situación se repite en muchos hospitales alemanes, que ya agotaron sus plazas en los cursos de preparación al parto.
El Mundial 2006 provocó una explosión de sentimientos en Alemania, hasta el punto de que la imagen del país, tanto fuera como dentro de sus fronteras, se modificó y mostró una cara de los alemanes para muchos desconocida: amigables, abiertos, efusivos, alegres y siempre dispuestos a brindar una sonrisa, incluso a aquellos a quienes no conocían.
Casi nueve meses después de ese verano que transformó Alemania, los médicos constataron que la emoción que desató el fútbol tuvo resonancias en otros campos. "El ajuste del propio cuerpo y el papel que juegan las hormonas son infravalorados muchas veces. Con frecuencia una persona con estado de ánimo positivo se queda antes embarazada", explicó Kliche.
"Aparentemente muchos mantuvieron la excitación del partido y la utilizaron después en otra parte", continuó.
"Seguro que muchos de los bebés que nazcan se llamarán Lukas, Bastian o Jens", dijo el médico alemán en referencia a Podolski, Schweinsteiger y Lehmann, algunos de los futbolistas de la selección alemana que durante más casi dos meses hicieron enloquecer a tantos.
Lo que nadie se atreve a determinar es si el fuerte incremento de embarazos se debió a un aumento de las relaciones sexuales como consecuencia de la euforia mundialista, o a una protección anticonceptiva irresponsable. "Ahora empieza todo. En las próximas semanas tendremos mucho que hacer", previeron los médicos del hospital del barrio berlinés de Friedrichshain. Alemania puede sentirse satisfecha por haberse quedado con un recuerdo del Mundial que será tan positivo para su pervivencia en el futuro.
No en vano, el país se encuentra en un estado de constante preocupación, pues con 82 millones de habitantes y unas tasas de natalidad mínimas, tiene muchas posibilidades de convertirse pronto en el país más envejecido de Europa, lo que frenaría fuertemente el desarrollo de su economía.
Alemania tiene concretamente un promedio de 1,37 hijos por mujer, frente al 2,1 considerado óptimo para la estabilidad de la población, y tal es su preocupación al respecto, que hace meses el gobierno anunció que los padres de niños nacidos a partir del 1 de enero podrán recibir una ayuda familiar de hasta 25.200 euros (33.000 dólares).
Desde el pasado mes de enero, los jóvenes del país pueden reducir su jornada laboral para cuidar al recién nacido mientras reciben dos tercios de su salario mensual neto hasta un máximo de 1.800 euros (unos 2.350 dólares) durante 12 meses. Además si la pareja se toma dos meses adicionales, las ayudas se prolongan hasta los 14 meses. Los bebés "mundialistas", por tanto, n o sólo vendrán con una pelota bajo el brazo, sino con un jugoso pan que endulzará la amarga derrota que los alemanes sufrieron en la final contra Italia.