SOCIEDAD
habla el capellan del servicio penitenciario bonaerense

“No es agradable que haya un sacerdote detenido”

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Eduardo Lorenzo conoce todos los penales de la provincia de Buenos Aires. Hace más de veinte años que es capellán en el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB). La detención de Julio César Grassi lo afectó como a cualquier miembro de la Iglesia. Todavía no habló con él pero confiesa a PERFIL que planea visitarlo en las próximas semanas.
El padre Eduardo entiende que es difícil la convivencia de un acusado por delitos sexuales, y mucho más si el detenido es un representante de la Iglesia. “El delito es complejo sea o no cura”, asegura Lorenzo. “Cualquiera que viene con esa calificación no va a ser bienvenido”, sostiene.
Sobre el impacto que significa ser cura y estar preso, el capellán entendió que “no es agradable”. “Nunca es agradable que haya un sacerdote preso. Es feo que termine detenido, y más uno que tiene cierto liderazgo como es el caso de Grassi”.
“Para nosotros es un hermano más, más allá de que se trate de un sacerdote. La cárcel es compleja. Y mi función como capellán es acompañar, ayudar a asumir la historieta, a sanar y proyectar una nueva vida”, asegura a PERFIL.
El párroco de “Nuestra Señora Madre de Dios” de Gonnet cuenta que tiene previsto encontrarse con Grassi, pero aclara que todavía no definió cuándo viajará a Campana.
Por lo pronto, el fundador de “Felices los Niños” estará en contacto con los dos capellanes de la ciudad. Uno de ellos lo visitó en los últimos días. ¿Cómo lo vio? “Muy triste”, responde el padre Eduardo Lorenzo