SOCIEDAD
entrevista exclusiva a omar chaban

“No me siento responsable por Cromañón, todos somos pecadores”

Está internado en el Hospital Santojanni desde junio, cuando le diagnosticaron linfoma de Hodgkin grado 4. Galería de fotos

Solo. Chabán fue beneficiado con arrresto domiciliario, por eso no sale de su habitación.
| Christian Scotellaro - Diario PERFIL

Omar Chabán casi no puede caminar. La habitación que ocupa en el Hospital Santojanni le queda enorme. Tres camas desocupadas sirven para sostener pocas pertenencias: un pantalón, una revista de rock y pinturas. Algunos libros, suplementos de cultura y remedios se apilan en una mesa. Está sentado en la silla de ruedas que usa para movilizarse. Postrado, mira fijo en dirección a la ventana. Afuera, el día es claro y hace calor. “Ya pasaron diez años”, dice con nostalgia. Recuerda a un amigo que falleció, los años en que fue rey en el ambiente de la música y cada paso que dio en el abismo desde que Cromañón se prendió fuego al ritmo de Callejeros. Está internado en el hospital desde junio, cuando le diagnosticaron un linfoma de Hodgkin grado 4. Su abogado, Pedro D´Attoli dice que el cuadro “es terminal”.

—¿Su salud empeoró en la cárcel de Marcos Paz?

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—Sí. Le pedí por favor a la doctora que me seguía que me controlara de noche porque tenía fiebre y nunca me mandaron enfermeros, cuando al lado había gente de 92 años y durante toda la noche iban a verlos. Mi celda estaba al lado de los de lesa humanidad.
No les costaba nada ir y controlarme.

—¿Ahora cómo está de salud?

—El Santojanni es genial. Todos los días me controlan. Los lunes y jueves me sacan sangre. Pero esto no quiere decir que estoy bien porque después van a decir que yo soy un hijo de puta. Estoy enfermo.

—¿Tuvo miedo de morir?

—Sí, mucho miedo. El miedo más grande que tuve fue cuando me faltaba el aire y no podía respirar. Estuve muy mal. Una noche estuvo mi hermano todo el tiempo arriba mío porque yo no dejaba de temblar. No entendía qué pasaba. La pasé muy mal.

—¿Cómo era su vida en la cárcel?

—En la cárcel te tratan como vos querés. Y yo era como soy: no rompía nada... porque hay gente mala.

—¿Piensa en Cromañón?

—Y sí. Es margaritas a los chanchos. Es un horror. Tengo una chica amiga que es un ángel y es inconcebible que haya pasado por esto. Yo no me peleaba con los militares para crear criminales. O sea, la libertad crea gente boluda.

—¿Qué opina sobre el resto de los detenidos?

—Y somos 13 personas. Callejeros es muy buena gente, yo tuve una relación super excepcional. Nunca tuve una relación económica, eso lo dicen ellos. También está la doctora Fizbin, que era genial. Los inspectores y el juez contravencional, que yo te lo puedo decir porque no tengo interés de nada, eran gente excepcional que hacía su trabajo muy bien. La doctora Fiszbin estaba ofendida con Ibarra porque no la llamó ni para decirle “cómo estás”.

—Pero, ¿está de acuerdo con que estén presos?

—No. La cárcel no sirve para nada, crea criminales y en este caso, esta es buena gente. No es negativa. Fue un error de la Justicia porque no escucharon. Los jueces no entienden qué es lo juvenil. Son gente muy grande y no tienen un contacto real, no sé si tendrán nietos, sobrinos... cambió mucho todo, hasta para mí. Yo soy muy moralista. Trabajé 25 años en un boliche. No me gusta la destrucción. En los 90 si vos no eras cocainómano, eras un tarado y yo siempre me opuse a la apología de la cocaína.

—En su caso, ¿piensa que fue justa la condena?

—No. En el libro Un chivo expiatorio, de René Girard, citado mucho por Zaffaroni, queda claro.

—¿Cree que fue un chivo expiatorio?

—Por supuesto. Buscan la especificidad que sirve para esos fines: joder. Yo creo que hay ser directo.

—¿Cómo cree que va a ser su vida de acá en adelante?

—Y, jodido. Tengo miedo de que me maten. Ahora, Katja (Alemann) me propuso una obra de teatro sobre nuestra historia y Cemento. Y tengo miedo de que me mate un espectador, un loco. Alguien que me tenga bronca.

—¿No siente responsabilidad por las muertes en Cromañón?

—No. Te voy a decir por qué: si yo te digo “no”, la prohibición es clarísima. Por ese entonces, yo estudiaba a Emmanuel Lévinas que dice que vos sos responsable de la muerte del otro y yo lo tenía muy claro. Estuve como media hora hablando y agradeciendo que hayan venido en Navidad. Y después improvisaba, hice chistes. Había cámaras, seguridad y se revisaba en la puerta. Hacía un calor bárbaro, todos estaban en pantalón corto. Si vos tenés en la bombacha, en el corpiño o en un sandwich una bengala, yo no me siento responsable. Ahora, si vos te querés hacer responsable y tener una culpa divina... Todos somos pecadores. En la práctica, el único responsable fui yo. El que se bancó todo, al que putearon... Así que está de más la pregunta.

Chabán se enoja. Se tapa los oídos en señal de que quiere dejar de escuchar. Se aburre de la entrevista. “Tengo sueño”, se excusa. Se acuesta y pide que lo dejen solo.