SOCIEDAD
federico bonomi, dueo del Beechcraft que cayo al rio de la plata

“No tengo pensado volver a comprar ni alquilar un avión”

A casi dos semanas del accidente, el empresario habló en exclusiva con PERFIL.

Duelo. Bonomi dijo que recién está empezando a tener noción del “cachetazo” que acaba de darle la vida.
| Cedoc Perfil

A pocas horas de cumplirse dos semanas del accidente aéreo, Federico Bonomi, dueño de Kosiuko y del avión Beechcraft Super King 200 que cayó en el Río de la Plata, el pasado martes 27 de mayo habló de la tragedia en exclusiva con PERFIL.

—¿Cómo sobrelleva la situación?

—Aún no me dediqué a pensar en mí. Estuve preocupado en resolver las situaciones que se presentaron a partir del accidente. Primero con las personas fallecidas, luego con los heridos, y la contención hacia sus familiares. Trato de estar cerca de ellos, de poner todo a su disposición y dar la cara, sobre todo. Recién el sábado pude poner la mente en blanco y traté de entender qué fue lo que pasó. Fue el primer día que tuve noción del cachetazo que me dio la vida. Ese día me quedé tirado en la cama, no sabía para dónde agarrar. Ese mismo fin de semana la jueza de Carmelo María Alexandra Facal me pidió que vaya a declarar. Lo hice el martes pasado.

—¿Qué fue lo que declaró?

—La Jueza quería saber cómo era la relación con Leandro Larriera –el piloto– y cuándo había volado con él la última vez. Fue el jueves 22, antes de irme a Estados Unidos. Después quería saber si el avión era mío, qué tipo de mantenimiento tenía, si conocía a los pasajeros... También si habíamos cambiado alguna pieza o reportado alguna emergencia, algo que nunca sucedió.

—¿Qué cree que ocurrió?

—Todavía no sé si el accidente fue por la niebla, si falló el avión, el combustible, las turbinas o si fue una sumatoria de todas estas causas. No lo sé ni lo imagino.

—¿Estaba entre sus planes vender el avión?

—No. Si alguna vez hice ese comentario fue pensando a futuro, con la idea de comprar uno más grande o cambiar el modelo. El avión no estaba en venta, era una herramienta de trabajo. De cada diez viajes que hacíamos, ocho eran a Carmelo. Era la ruta que más hacíamos con mi familia y amigos. Era una aeronave muy segura y el piloto, de máxima confianza, mis hijos varias veces viajaron solos. Y los seguiría mandando.

—¿Solía alquilar el avión para disminuir los gastos del mantenimiento?

—Era un avión privado. No lo alquilaba, ni era un taxi aéreo, donde no se sabe quién viaja. En ese caso, entramos en un rubro que no es el mío. Yo vendo ropa. Sólo lo prestaba, tal como otros lo hacían conmigo (ver aparte).

—¿Piensa volver a comprar otro avión?

—En este momento no estoy pensando en eso. No porque tenga miedo, sino porque fue tan fuerte lo que pasó, que ni siquiera evaluamos esa posibilidad.No queremos dar un mensaje equivocado. Es un momento de reflexión para todos y aún estamos elaborando el duelo. Tengo muy presente la imagen de la tragedia. Tampoco vamos a alquilar un avión.

—¿Cómo viajó hacia Carmelo el martes pasado?

—Fui en lancha. Tenemos una que la usábamos poco y nada. Ahora vamos a volver a utilizarla para viajar hacia allá. Tardaremos más en llegar, y las jornadas de trabajo van a ser más largas, pero vamos a viajar en lancha con mi familia. Son cambios y hay que seguir para adelante.

—¿Pasó cerca del lugar del accidente?

—Sí. Pero no tendría que haberlo hecho. No pude con mi genio y tuve que pasar porque quería sentir la energía del lugar, conocer dónde fue todo. No quiero que ese lugar se pierda en mi memoria.

—¿Cómo quedó su relación con la familia de Larriera?

—En las mismas condiciones de siempre, muy bien. Tanto con la mamá de Leandro, Estela Kern, como con su primo, Carlos Lupiañez, que también es piloto, la relación se mantiene firme. Hace varios años que los conozco. No hubo ningún tipo de reproches hacia mi persona.

Distinto hubiese sido si lo mandaba a Leandro a cruzar la Cordillera con un camión sin frenos. Esto fue algo que excede cualquier circunstancia, fue un accidente.

La gente de la aviación sabía que era uno de los mejores aviones del mercado, que tenía sólo tres mil horas de vuelo y un mantenimiento excelente.

—¿Y con los familiares de las otras víctimas…?

—Lo mismo. Estoy en permanente contacto con todos y a su disposición. Lo mismo con los heridos, especialmente con Paula Buery, que sigue internada y Santiago Vivona, que ya fue trasladado a su casa, pero sigue en recuperación.

“No me consta que Báez haya usado mi avión”

Luego del accidente las especulaciones sobre el traslado de “bolsos” con dinero de dudoso origen hacia Carmelo se posicionó fuerte entre las conjeturas que se trazaron con la tragedia. En este sentido, se sugirió que la avioneta estrellada podría haber sido usada por empresarios vinculados al gobierno nacional, como por ejemplo Lázaro Báez. 

“Se habló de ese tema, pero no me consta que hayan viajado. Tampoco se me ocurre pensar que Leandro hubiese hecho un viaje de esas características sin avisarme”, explicó a PERFIL Bonomi. Y agregó: “Yo siempre supe quién viajaba en mi avión. También se dijo que los pasajeros llevaban dinero, otra locura más. Con cada hipótesis se abrieron nuevas líneas de investigación”.

—También se dijo que Amado Boudou había viajado en su avión…

—Sí, que viajaba conmigo a Carmelo, otra barbaridad más. No lo conozco personalmente a Boudou. Quizá pude haberlo conocido ya que tiene una Harley Davidson como yo, pero nunca lo vi. El avión estaba a mi nombre, no de una empresa. No tengo nada que esconder. Pongo mi nombre porque pago mis impuestos.