Además de los nuevos edificios residenciales y las oficinas que se instalaron en la zona de Núñez, y el llamado “corredor” de Avenida Libertador (que se extiende hasta Vicente López), en el barrio se ven cada vez más restaurantes, panaderías y cafés que abrieron sus puertas en los últimos años y crearon un nuevo polo gastronómico, especialmente en la zona del bajo, fiel reflejo de una zona en expansión.
Oporto, una combinación de restaurante, vinoteca, almacén y rotisería; Nolita Bakery, una pastelería que abrió en 2013 y tiene una decoración con aires neoyorquinos, y La Esquina de Hipólito son algunas de las alternativas.
“Hay varios restaurantes con mucha onda que fueron abriendo de a poco, y ahí sí noto el crecimiento: se está empezando a armar un polo gastronómico moderno. Y sí veo más construcciones, pero no lo siento como un descontrol. Todavía hay muchas casas, muy bien cuidadas, por eso me da la sensación de que sus dueños aman vivir acá”, dice Mariani, que en su blog Alma Singer los recomienda.
