SOCIEDAD
NUEVOS ROLES FAMILIARES

Papás en casa: trabajo, rutina y juegos compartidos con sus hijos

Adaptan sus horarios y trabajan en forma remota, y se encargan del baño, la comida y las tareas. Debate por la licencia por paternidad.

Full-time. Mientras trabaja como productor independiente, Ezequiel Guillén pasa tiempo con su hija Nina, de un año y medio
| Sergio Piemonte

 

Cuando nació su hija Nina, hace un año y medio, Ezequiel Guillén (32), productor audiovisual independiente, se tomó tres meses para estar con ella. No quería perderse esos primeros momentos de vida de su hija, “una etapa que después no vuelve”, dice. Pero su caso no es el de la mayoría: en Argentina, los hombres tienen por ley sólo 48 horas de licencia por paternidad, mientras que en otros países pueden tomarse hasta más de un año. Ese es uno de los motivos por los que cada vez son más los hombres que eligen el trabajo freelance: para poder estar más tiempo en casa.

Escaparle a la rutina y pasar más tiempo con los hijos son los principales motivos de quienes eligen este estilo de vida, según el sitio especializado Freelancer.com, que cuenta con más de cien mil usuarios registrados en el país.

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“En mi caso, ser freelance me llegó justo cuando nació mi hija, y ahora me conviene porque me puedo tomar vacaciones cuando quiero y trabajar desde casa. Si bien es arriesgado, no lo cambio, porque mi vínculo con ella es mucho más fuerte. Lau, mi mujer, viaja por trabajo dos veces al año y con Nina nos quedamos solos; vamos a la plaza, al río, vemos dibujitos, hacemos de todo juntos”, cuenta Ezequiel desde su casa, en Núñez.

Atrás quedaron los días en los que la mamá era quien tenía que quedarse en casa cuidando a los chicos mientras el papá era quien salía a trabajar todo el día. Ahora, en una era en la que todo es más equitativo, los roles se mezclan y cada pareja intenta adaptar los tiempos a sus propias necesidades.

“Yo vengo de una familia en la que mi papá trabajaba 8, 12 o hasta 16 horas por día, y mi mamá era quien se quedaba con mi hermana y conmigo en casa. Vengo de otra cultura, pero para mí fue fácil cambiarlo, y lo siento como una oportunidad única para estar con mi hija, compartiendo momentos nuestros, que van desde cambiarla o cocinarle hasta hacerla dormir”, cuenta Gabriel Carrizo (41), docente universitario, de Comodoro Rivadavia. En su caso, con su mujer, María Marta, se turnan para estar con María Sol (3) sin abandonar sus profesiones: Gabriel se queda en casa toda la mañana, y su mujer lo hace por la tarde. “Puedo leer con ella, o trabajar desde casa sin problemas. Me pasa que veo compañeras que son docentes y tienen que estar temprano en la universidad, pero si no les llega la niñera a tiempo es un trastorno. Nosotros nos complementamos en función de nuestra hija, y siempre alguno de los dos se queda con ella”, agrega.

Roles más flexibles. Padres más involucrados son el resultado de un cambio cultural que repercute también en nuevos productos que se comercializan con una estética más masculina, y que van desde portapañales hasta libros especiales para papás, según un estudio realizado por Trendsity. Allí, la antropóloga social Samanta Doudtchitzky remarca que “el rol del padre se está modificando: la idea de que el varón colabora o ayuda pero es la mujer la responsable del cuidado se está revirtiendo en sentido positivo”.

Una carta de un psicólogo español que se viralizó hace pocos días reafirma esta idea: “Yo no ayudo a mi mujer con los niños ni con las tareas de la casa” es el título con el que el psicólogo da cuenta de que no puede “colaborar” con algo que de por sí es una obligación de ambos.

Tiempo juntos. “Yo tuve un mes de licencia y la verdad es que fue fundamental, porque cuando nació Milagros (1) hacía mucho frío y Martín (2), el más grande, se enfermó. Fueron días de estar muy pendientes de los dos, y era importante que yo estuviera”, cuenta Franco Cabrera (35).

El y su mujer, Julia, son abogados, y también dividen sus tiempos para pasar tiempo con los chicos. Franco se ocupa de buscarlos por el jardín y pasar toda la tarde con ellos. “Tomamos la merienda, jugamos y estamos un rato solos hasta que llega mi mujer. Después hay que ver qué van a comer, bañarlos, y ahí nadie tiene un rol asignado: si alguno los baña, el otro prepara la comida; no lo establecimos, se dio de forma natural”, agrega.