“Te soy sincero, cada vez que vuelvo a mi casa a las once de la noche lo único que pienso es en irme a dormir. El sexo quedó, con suerte, para los fines de semana”, confiesa Juan Martín, empleado de una compañía bonaerense, que trabaja más de 12 horas por día y recuerda con tristeza cuando se sentía “un toro”.
De capa caída. En sintonía, varios sexólogos consultados encontraron una relación directa entre el aumento de la tensión política y económica que se vive en el país con la cantidad de consultas que reciben en sus consultorios por problemas sexuales.
“El conflicto con el campo reavivó viejos temores y preocupaciones en los pacientes como la crisis de 2001, y eso se nota cada vez más en las consultas. La gente lleva los problemas laborales y económicos a la cama”, refleja Adrián Sapetti, director del Centro Médico de Sexología y Psiquiatría. “Las consultas por esa problemática tuvieron un incremento de hasta un 30% en los últimos meses”, sentenció.
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