Ricardo Barreda, condenado a reclusión perpetua por asesinar a cuatro mujeres de su familia, podría perder el beneficio de la prisión domiciliaria que obtuvo el año pasado. La justicia lo investiga porque un vecino denunció que habría violado la prohibición de salir de su casa, y fuentes judiciales aseguran que "no se adapta bien al encierro".
A fines de 2008, una persona denunció que había visto al odontólogo retirado junto a su novia, con quien convive, comprando pastas en un conocido local del barrio porteño de Belgrano. El testigo confirmó su declaración frente a los jueces Luis Pedro Soria, María Oyhamburu y Ricardo Dalto, de la Sala I de la Cámara Penal de la Plata, informó el diario local El Día.
Los jueces abrieron un expediente para investigar el caso, y llamaron a declarar a Barreda, a su novia Berta "Pocha" André, y a vecinos de Belgrano. El odontólogo se presentó ayer frente a los Tribunales platenses, (ubicados en la Avenida 8, entre 56 y 57), acompañado de su abogado defensor, Luis Eduardo Gutiérrez.
Vestido con una remera negra con una raya gris en el medio, pantalones pinzados y mocasines náuticos, con sus lentes colgando en el pecho, Barreda declaró frente Soria. El mismo juez que lo condenó en 1995 le preguntó sobre su estadía en la casa de su novia, si estaba bien en ese lugar, y sobre su estado de salud, tras haberse operado meses atrás.
Aún no lo consultaron sobre la supuesta salida a comprar pastas, pero eso podría formar parte de la última fase del interrogatorio. Según el diario platense Hoy , el magistrado decidirá la semana próxima si le revocan o no el arresto domiciliario, beneficio que Barreda consiguió el 24 de junio pasado.
El 15 de noviembre de 1992, Ricardo Barreda asesinó con tiros de escopeta a su mujer, Gladys Mac Donall; a su suegra, Elena Arreche; y a sus dos hijas, Adriana y Cecilia. Confesó su crimen frente a la Sála I de la Cámara Penal de La Plata el 7 de agosto de 1995, y desde entonces cumplió la pena de prisión perpetua en el penal platense de Gorina.
En atención a su edad (72 años), el mismo tribunal le concedió el pedido de prisión domiciliaria , y Barreda se fue a vivir a la casa de su novia, ubicada en Vidal 2333, Belgrano. Sin embargo, “no está adaptándose bien al encierro”, según dijo el juez Soria al diario Hoy.
“Y como no tiene familia, ni un lugar alternativo donde poder cumplir con las condiciones del arresto domiciliario, debería ser revocado el beneficio”, sostuvo el magistrado, apoyándose en informes psicológicos y técnicos del Patronato de Liberados y del Servicio Penitenciario bonaerense. Soria explicó que no se puede “buscar una alternativa al padecer del encierro”. Hasta que publique su decisión, el condenado seguirá en la casa de Belgrano.