El término tiene origen inglés, como tantos otros relacionados con la moda, y es producto de una larga historia. La novelista Elinor Glyn lo impuso en los años '20 y la actriz de cine mudo, Clara Bow, lo encarnó en una película llamada, justamente, “It”: una historia del estilo de Secretaria ejecutiva, en el que una chica ambiciosa logra sobresalir gracias a una mezcla perfecta de viveza, sex appeal y belleza.
La palabrita, que quiere decir “esto” en español, ahora volvió al ruedo y en la versión del nuevo milenio significa algunas cosas más que a Glyn nunca se le cruzaron por la cabeza. Una chica “it” es básicamente hermosa. También joven, elegante y atractiva. Pero, a diferencia de otras mujeres, tiene “eso” indefinible que hace que las cámaras la adoren y el resto de las mortales mueran por parecerse a ellas.
Lo que hoy constituye un plus para esa definición que se forjó en los albores del cine y en medio del ascenso del “sistema” de las celebrities, es la “fashionmanía” de los 2000 y la divulgación exponencial de la web.
Las “it” de hoy no solo son capturadas por los flashes en alfombras rojas y boliches de moda, sus looks son analizados en las páginas web de las principales revistas femeninas y elevadas a la categoría de íconos por las bloggeras que superpueblan la galaxia virtual.