Es difícil abandonar ciertas costumbres. La entrada en vigencia de la Ley antitabaco que restringe los lugares donde se permite fumar en la ciudad de Buenos Aires genera algunos inconvenientes. Clientes que se niegan a apagar el "pucho" y dueños de bares que denuncian la normativa por inconstitucional es el panorama crítico que a estas horas encuentra su aplicación. Los que odian el humo, conformes.
Esta madrugada un hombre que se negó a apagar su cigarrillo terminó preso luego de tomarse a golpes de puño con policías y de que se le encontrase en su poder un arma y una sustancia que podría ser cocaína.
El insólito episodio ocurrió esta madrugada a la 0.30 en el bar y pool ubicado en Ayacucho, casi esquina Las Heras de esta capital.
Allí ingresó un hombre de unos 40 años, que tras pedir una bebida, encendió un cigarrillo.
Cuando el encargado del local le dijo que estaba prohibido fumar, en virtud de la nueva legislación porteña, el individuo se negó a apagarlo y comenzó a discutir airadamente.
El encargado optó entonces para llamar a la policía, y cuando llegaron efectivos de la seccional 17ª, el hombre se tomó a golpes de puño con los mismos agentes y a uno le fracturó un dedo.
Luego trató de escapar a la carrera, pero a una cuadra del bar fue detenido y conducido a la seccional, mientras el policía lesionado fue llevado al Hospital Churruca.
Se abrió una causa contra el detenido por " atentado y resistencia a la autoridad, lesiones y tenencia de armas".
Presentación judicial. Por su parte, ayer cuatro bares se presentaron en la Justicia para que se declare la inconstitucionalidad de la Ley Antitabaco. Entre los locales que encabezan el reclamo se encuentran el Unico, ubicado en Honduras y Fitz Roy, y el un pub irlandés Kilkenny, que queda en Reconquista y Marcelo T. de Alvear.
Para los dueños de los bares, la normativa viola los derechos constitucionales de comerciar y el de intimidad de las personas, por lo que presentaron una acción de amparo con medida cautelar.
En caso de que el amparo tenga una resolución favorable, es previsible que se produzca una ola de presentaciones.
"Esta ley no distingue entre el ámbito público y el privado. Busca imponer un estilo de vida determinado, como si la salud fuera un deber y no un derecho. Además, yo planteo: si una persona tiene el derecho a negarse a recibir determinados tratamientos de salud, aunque con ello ponga en riesgo su vida, cómo no va a poder negarse a abstenerse de fumar", comentó al diario Clarín el abogado Andrés Gil Domínguez, patrocinante de los bares.
"Lamentablemente, como no tenemos los 100 metros cuadrados que requiere como mínimo la ley, no podemos hacer una zona de fumadores. Ahora, los responsables de que no se fume somos nosotros. Y es medio complicado decirle a un cliente que apague a un cigarrillo o que no lo prenda. Por suerte la gente reacciona bien, pero no es fácil", dijo el manager del bar Unico, Julián Grataz