Los baches de las calles porteñas tienen tres causas: la falta de mantenimiento del asfalto, la mala praxis en la colocación de parches y las empresas de servicios, que necesitan abrir el pavimento por distintos motivos, y pese a los controles que ejerce, el Gobierno porteño no logra “educar”. Para estos últimos, principalmente, y en la búsqueda de una solución rápida pero provisoria, la comuna ha comenzado una campaña que no sólo busca tapar las imperfecciones con placas de hierro sino también escrachar a los responsables de estos daños. La modalidad también se aplica en ciudades como Londres o Barcelona.
“Apertura en infracción”, dicen las calcos que el Ministerio de Espacio Público coloca en algunas de estas placas que comenzaron a verse con más frecuencia. En algunos casos, la leyenda también promete sanciones: “La empresa será multada”, agrega.
“Las aperturas sin autorización superan las 2 mil por mes. Todas son responsabilidad de las empresas de servicios que hacen su trabajo sin avisar y las cierran mal o directamente no las cierran. Por eso decidimos colocar estos chapones que nos sacan del paso y además señalan al responsable”, explica Diego Santilli, ministro de Ambiente y Espacio Público.
La particular decisión se tomó a mediados de mayo de este año. Si bien en la mayoría de los casos se usan para tapar los baches, estos chapones también pueden utilizarse para cubrir los faltantes de tapas de instalaciones subterráneas.
Fuentes del Gobierno explicaron que la empresa a cargo del servicio lleva colocadas unas 25 placas. Cada una de éstas puede ser reutilizada en hasta cuatro aperturas en un mismo mes. Pese a los datos oficiales, PERFIL hizo una recorrida por distintos puntos de la Ciudad y los rectángulos metálicos se multiplican en los barrios. En la zona del centro, por ejemplo, hay colocados en Córdoba y Maipú, en Moreno y Piedras, Bolívar y Moreno, Cerrito y Bartolomé Mitre, entre otros. Las placas pesan alrededor de 200 kilos y van remachadas
