Agencias
Los argentinos Camila Speziale y Hernán Pérez Orsi, junto con los otros 28 tripulantes del rompehielos “Arctic Sunrise” de Greenpeace fueron transportados ayer desde la prisión preventiva del puerto ártico de Múrmansk, donde se ubican desde hace más de un mes, a una cárcel en San Petersburgo, según consignó la agencia española EFE. Así lo informó Jalimat Tekéyeva, directora de la filial rusa de Greenpeace.
La representante de la organización ecologista agregó que “los abogados desconocen los motivos” del traslado de los activistas a la segunda ciudad rusa más importante, según informan las agencias locales.
En un aviso, el director de Greenpeace Internacional, Kumi Naidoo, aclaró que, “a diferencia de Murmansk, en San Petersburgo no hay noche polar en invierno”, y “para las familias y los representantes consulares será más fácil llegar a los detenidos”.
“Pero no hay garantía de que las condiciones en la reciente prisión sea igualables a las de Murmansk. De todas maneras, pueden ser peores. No hay ninguna justificación para conservar con mucha capacidad a los treinta árticos en una penitenciaría durante un día más”, apuntó.
Según Naidoo, “los detenidos no debieran estar en la cárcel, deben ser libres para juntarse con su familia y comenzar una reciente vida”. “Son presos de conciencia que actuaron con el fin de salvaguardarnos a todos nosotros y deben ser libres”, insistió.
Varios de los detenidos se habían quejado ya en sendas cartas de las bajas temperaturas en sus celdas y manifiestado su temor por la salud de los activistas procedentes de países cálidos como Argentina, Brasil o Turquía. El primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, abordó hoy la circunstancia de los activistas con su colega ruso, Dmitri Medvédev, a quien consultó si es factible “un gesto humanitario” en conexión con el tripulante francés del “Arctic Sunrise”.
“He transmitido mi inquietud a Rusia. No tengo pretensión de dar lecciones a Rusia”, habló Ayrault, quien mencionó que Rusia es parte de innumerables convenciones internacionales.
En réplica, Medvédev aseguró que Rusia “no puede respaldar actividades que puedan causar perjuicio al entorno natural y son peligrosas para el ser humano”. Medvédev, que se refería al tentativa de los activistas de Greenpeace de asaltar la plataforma Prirazlómnaya del gigante energético ruso Gazprom en el mar de Bárents, comparó las plataformas flotantes con “bidones de pólvora”. “Eso deben tenerlo en cuenta todos, comprendido los que se preocupan por el estado de la ecología. Asimismo partiendo de las motivaciones y convicciones más plausibles, nadie tiene derecho a violar la ley en conexión con la explotación de dichas infraestructuras”, habló.
La pasada semana, el Comité de Instrucción de Rusia (CIR) sumó a la de “piratería” la acusación de “vandalismo” contra los activistas de Greenpeace que viajaban en el “Arctic Sunrise”, apresado el 19 de septiembre por guardacostas rusos.