Cuando se habla de proyecto, se invocan muchas cosas: una de ellas es todo lo que el futuro tiene que hacer por el presente. Todo suele tener una causa, es de alguna manera el fruto de la historia, pero también es el resultado de un futuro: muchas veces lo que vemos hoy viene tanto de ayer como de mañana.
Y esto se nota más cuando los resultados son óptimos. Si escuchamos lo que dicen en el estudio de Martín Gómez, sobre esta casa en Punta del Este, cuyo proyecto (justamente) demoró sesenta días y la construcción diez meses, vemos cómo esa idea básica se transformó en una realidad poderosa: “Esta casa fue proyectada para una familia con hijos adolescentes que viven en los Estados Unidos. Por eso buscamos una estructuración original. Esto hizo que abordásemos un diseño modular, para llegar a una estructura que semeja la de una pequeña aldea junto al mar. El conjunto es de cuatro ambientes, pero separados entre sí por distintos decks que los van uniendo”.