París - Super Mario, el fontanero bigotudo de la firma Nintendo, y Altair, un misterioso asesino de las cruzadas del siglo XII se perfilan como los grandes éxitos de los videojuegos en la próxima Navidad.
Super Mario Galaxy, en venta a partir de mañana en toda Europa, arrastrará a los jugadores a través de planetas increíbles e irreales.
Las ediciones precedentes de las aventuras de este personaje, que nació hace 25 años, han registrado los mayores éxitos de la historia de los videojuegos con 158 millones de ejemplares vendidos en el mundo.
Creado por Yoshiaki Koizumi, esta nueva edición, la primera de los últimos cinco años en consola de salón, es decir conectada a la televisión, ofrece un guión muy básico. Se trata de salvar, con ayuda de miríadas de estrellas, a la princesa Peach y al resto del mundo de las garras del horrible Bowser.
Elegir un argumento simple es una decisión consciente del editor, explicó Mathieu Minel, responsable de marketing para Nintendo Francia: "El equipo había propuesto una historia más complicada, con muchas más idas y venidas, pero el señor Miyamoto (creador del célebre personaje) dijo que no y pidió que la princesa Peach fuera como siempre secuestrada por Bowser". "El final es muy dramático, por primera vez en el universo Mario", garantizó Mathieu Minel.
La gran novedad además es que en esta ocasión se puede jugar a dos. El jugador principal controla a Super Mario y su compañero le ayuda a librarse de sus enemigos o a evitar elementos hostiles.
En un universo menos onírico y más sangriento, prohibido a menores de 18 años, Assassin's Creed, desarrollado por los equipos en Canadá del estudio francés Ubi Soft, salió hoy a la venta en el mundo entero.
El jugador encarna a Altair, un misterioso asesino medieval cuya misión es acabar con los señores de la guerra, cruzados y sarracenos y terminar con la tercera cruzada, a finales del siglo XII, en las ciudades de Jerusalén, Damasco o Acre, "rigurosamente reconstituidas", según Ubi Soft.
El editor asegura que el videojuego es fruto de cuatro años de desarrollo, en los que fueron movilizadas 250 personas y se contó con un presupuesto global de 25 millones de euros.
El periplo a través de Oriente Medio mezcla espionaje, recogida de información y asesinatos y ofrece una interactividad impresionante.
Es decir, si Altair ayuda a alguien por la calle, puede que esa persona ayude al jugador después. Además, hay que hablar con diferentes personas para conseguir mapas o distintas informaciones útiles con el fin de lograr el objetivo.
Assassin's Creed es muy manejable después de un pequeño tiempo de adaptación y sobre todo ofrece una profundidad de juego y una libertad de acción poco comunes.
El 'free running' invita al usuario del juego a sentirse libre y da la posibilidad de que Altair en su lucha contra los cruzados pueda correr y explorar a sus anchas pero sin perder el realismo. Es decir, el super héroe tiene límites, se cae y puede perder al final, como cualquier ser humano.