En el marco del Ciclo de Conferencias que se desarrolla en la Escuela de Comunicación, el ex senador y actual integrante de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau) se refirió a su nuevo estilo de vida en el que dedica menos tiempo a la política en favor de su familia y del desarrollo académico. Frente a los estudiantes de la carrera de Periodismo de Editorial Perfil, el ex jefe de Gabinete de Cristina Kirchner también se refirió a La Argentina y el Bicentenario, libro en el que está trabajando junto a otros politólogos y aseguró que el país está enfrentando los errores cometidos por el Gobierno.
-Usted participó en los gobiernos de Fernando De la Rúa, Néstor Kirchner y Cristina Fernández. ¿Su nombramiento en la significa que está más cerca del Gobierno de Mauricio Macri?
-Nunca estuve con Macri. Cuando me nombró la Coneau salió el cristinismo a decir que Macri me había comprado con un cargo. En Argentina no se entiende que es ser opositor. Se cree que es estar en contra de todo. Ser opositor es estar con lo que uno cree, y puede coincidir o no con las políticas de un Gobierno. Creo que en Argentina es uno de los problemas que tenemos. Ser opositor en el mundo es discutir con el Gobierno, es decirles que no a algunas cosas y decirles que sí a otras. Yo voté en contra de los Fondos Buitres, pero habré apoyado alguna medida también del Gobierno.
-Junto con Aníbal Fernández y Jorge Capitanich usted quedó procesado por el desvío de fondos en el programa “Fútbol Para Todos”. Se confirmó el procesamiento de ellos y el suyo fue desvinculado de la causa por falta de mérito. ¿Por qué piensa que el kirchnerismo lo tildó de “traidor”?
-Estando en el Senado, en el gobierno de Cristina votaba a favor del oficialismo, y ahora no es que me di vuelta y digo lo contrario, y eso es lo que algunos compañeros no me entienden, y creen que por el solo hecho de que el partido pasa de ser oficialista a opositor o viceversa, todos tienen que hacer lo contrario. A mí me parece mal, me pareció mal antes y me parece mal ahora. Yo condené enormemente a la oposición cuando a la ex presidenta no le votaron el Presupuesto. Y ahora me acusan a mí de haberle votado el Presupuesto a Macri. Entonces una cosa o la otra, no se puede hacer las dos cosas. Soy opositor de este Gobierno, pero no por eso voy a dejar que este Gobierno deje de funcionar. Por estar en desacuerdo con Macri no voy a tomar actitudes que vayan en contra de la democracia. Acompañé hasta el final en la presidencia de Cristina, con críticas para adentro como corresponde. Entonces, ¿por qué a mí se me demoniza? Porque hago cosas con las que no está de acuerdo Cristina. Bueno, es parte del juego.
-¿Cree que en las elecciones del año pasado la gente no eligió la fórmula de Florencio Randazzo, en la que usted se había postulado como diputado, por aparecer relacionado con el Gobierno anterior?
-En la provincia de Buenos Aires fui como candidato del Partido Justicialista. No entré a Diputados por el 0,10 por ciento de los votos y con 500.000 votos hubiera entrado en cualquier otra provincia. Creo que la política argentina es muy poco propensa a discursos menos polarizados. Algo parecido le pasó al Frente Renovador. La grieta es muy útil a la hora de las elecciones, pero no ayuda a la hora de gobernar. A un país no le va a ir bien por ese lugar, estoy convencido de ello. El mundo real no es así, la idea amigo/enemigo no es propia de la política, eso es la guerra.
-¿Puede determinar que hizo mal el kirchnerismo?
-Creo que gran parte de nuestro problema tuvo que ver con cerrarnos demasiado, sobre todo después de la muerte de Néstor. Cada vez nos escuchábamos más entre nosotros mismos, entendíamos que cualquier crítica era un agravio, que el insulto era una amenaza y que cualquier amenaza era una fiscalización. Ese fue un camino que se fue cerrando y cerrando y fuimos dejando de escuchar y de hablar.
-¿Qué piensa sobre el futuro del peronismo?
-El peronismo viene perdiendo tres elecciones seguidas. Si uno pierde, es porque hizo algo mal. Me parece difícil que se pueda hacer algo bueno repitiendo lo que ya hicimos. Creo que el candidato para el peronismo se debe ir instruyendo y saliendo a la cancha sin cometer los mismos errores del pasado, sino con una clave novedosa para el siglo XXI y que apunte para adelante.
-¿Cuál es su opinión sobre la despenalización del aborto?
-Estoy a favor. Soy católico y respeto enormemente a los que tienen otra visión y a los que creen que hay vida a partir de la gestación. Yo no opino lo mismo y creo que, como dijo alguien hace poco, si el embarazo fuera una cosa de los hombres, hace siglos que ya estaría despenalizado. Obviamente el aborto es una cosa dolorosa, nadie los festeja, pero nadie puede decirle a la mujer qué hacer con su cuerpo.
-¿Qué balance podría hacer de los últimos dos gobiernos kirchneristas?
-Me parece que el gobierno del 2003 hasta el 2011 fue positivo. La gente vivió mejor, cayó la pobreza, subió la ocupación, se lograron cosas. Luego se congeló, se mantuvo, pero a costa de no seguir creciendo, y este Gobierno la empeoró. No es sólo culpa de este Gobierno, es también un problema previo, somos corresponsables de esto. Nosotros intentamos de distintas maneras, muchas con eficacia, contener la situación económica y que eso no redundara en problemas sociales y pérdida del poder adquisitivo, eso en buena medida se logró, pero ahogando en buena medida el funcionamiento propio de la economía.
Patricia Miranda, Miguel Ángel Navarro
(Alumnos de la Escuela de Comunicación de Editorial Perfil)