¿Quién hubiera pensado que un texto de 18916 sería un gran éxito del teatro musical en 2025? Pero es exactamente lo que pasa con Despertar de Primavera, el musical que toma el texto de Frank Wedekind para reflejar los primeros intentos de los adolescentes en el amor, ambientada en un tiempo en el que la rigidez de la educación se ocupaba de excluir a los menos afortunados, así como eran momentos en que la sexualidad era un deber de la mujer y un privilegio del hombre.

Este año, de la mano de Fernando Dente y Club Media, la historia volvió a los escenarios porteños (después de una versión dirigida por Cris Morena que protagonizó el propio Dente) luego de un casting nacional para elegir al elenco que encarnaría a un grupo de adolescentes deseosos de salir a la vida.

Y lo hicieron a través de una puesta maravillosa: desde el comienzo de la obra de más de dos horas y con un intervalo, los espectadores se sorprenden al ver que el vestuario es parte de la escenografía. Así de audaz y moderna es la propuesta, que también recurre a una estructura central y móvil que se convierte, gracias a la magia del teatro, en lo que los actores necesiten que sea: una montaña, una plaza, una escuela…

Ya se sabe que el teatro es un mecanismo de relojería en el que todo tiene que ocurrir en el momento preciso. Pero eso en el musical se multiplica por mil e involucra también a una coreografía dinámica e igualmente moderna como la puesta de Vanesa García Millán, y la entrega total de un grupo de actores maravillosos. Además de un vestuario suntuoso pone al espectador de lleno en la época aunque sea de manera sugerida, gracias a La Polilla.

Esos intérpretes seleccionados corporizan a los adolescentes de la historia, cada uno con su propio conflicto, desde el lento de aprendizaje Mortiz, un insuperable Tomás Wicz; el estudiante brillante Melchior en la piel de Octavio Murill; la joven enamorada e inexperta Wendla, encarnada por Trini Montiel; o la chica sometida por el padre Martha, una siempre efectiva Mariel Percossi, son algunos de los ejemplos de este elenco armado con maestría por Dente. Cada uno tiene su momento destacado dentro de la obra, y lo aprovecha tanto que al final se ganan aplausos de pie. Es que su entrega es total, cruda, dramática, valiosa.

Todos los adultos están encarnados por dos actores. Los padres y los maestros represores o cariñosos son Vanesa Butera e Iñaki Agustín, quienes cumplen con profesionalismo todos los roles que interpretan aquí.

El conjunto es una impresionante propuesta teatral que no decepciona, todo lo contrario, el público se va cantando Bla Bla Bla, el leit motiv de este musical que también puede llevarse en remeras o buzos del merchandising oficial. Sin dudas, un nuevo hito en la cartelera porteña generado por un actor, cantante y director que entiende al público joven: Fernando Dente. ¡Felicitaciones!

Las funciones son sábados y domingos a las 20 en el Teatro Opera (Av. Corrientes 860, CABA). Encontrá acá más info sobre las entradas.