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Efemérides 11 de noviembre

La Primera Guerra Mundial terminó hace 103 años, pero no estaba todo dicho

Con la firma del Tratado de Versalles se dio por concluido el primer conflicto armado del siglo XX a escala mundial. Alemania perdió 13% de su territorio, la monarquía cayó en el Imperio Austro húngaro, Francia, campo de batalla de muchos enfrentamientos, quedó devastada y Estados Unidos finalmente no aprobó el Tratado. A pesar del quiebre político y económico, en pocos años, Alemania levantaría otra vez la cabeza.

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Fin de la Primera Guerra Mundial | AGENCIA AFP-Historia Bélica @HistoriaMilitar

El 11 de noviembre de de 1918 se firmó el armisticio que llevaría, un año más tarde, a la firma del Tratado de Versalles y, con él, se pactó el fin de la Primera Guerra Mundial. Después del sufrimiento de 4 años de guerra nadie podía siquiera imaginar volver a pasar por un conflicto armado de tal magnitud. Por eso, uno de los propósitos del Tratado de Versalles, el tratado de paz con Alemania era, justamente, debilitar a Alemania de tal forma para que no ocurriera una nueva guerra.

Sin embargo, como la historia lo demostró, en 1939 Europa estaba nuevamente bajo fuego. La pregunta que suele surgir es qué pasó con ese tratado y en los años posteriores que no se pudo impedir que un nuevo conflicto conmocionara al mundo 20 años más tarde. Andrés Reggiani, profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, explica el proceso desde la firma del armisticio a partir del Tratado de Versalles.

“En noviembre de 1918 Alemania estaba al borde de su capacidad. No tenía más soldados para incorporar y Estados Unidos se había sumado al conflicto, para el bando de la Triple Entente, rompiendo así con un equilibrio de fuerzas que había durado cuatro años”, explica el Profesor Reggiani.

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Semanas antes había caído la monarquía en su aliado más importante, el Imperio Austro Húngaro. La situación dentro de Alemania no era mucho mejor. Había huelgas, principalmente en las fábricas metalúrgicas, en la provisión de municiones. Se vivía un descontento y desgaste general por la guerra. “Esta situación traía consigo el miedo a una revolución.  Era más que evidente que, en circunstancias como estas, Alemania ya había perdido la Primera Guerra Mundial”, agrega. 

“El alto mando alemán que, junto con el Kaiser Guillermo II, estaba a cargo de la política del país, dirigido por Paul von Hindenburg y Erich Ludendorff, quería impedir a toda costa cualquier tipo de revolución. Para esto, lograron convencer al emperador para que pidiera un armisticio, con el fin de evitar que la eventual retirada resultase desorganizada y catastrófica”, evalúa el catedrático. 

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Los soldados aliados festejan el fin del enfrentamiento.

Sin embargo, como explica Reggiani, estos líderes estaban leyendo de forma errónea la posición de sus enemigos. Creían que era posible llegar a un acuerdo que retrayera la situación en Europa a como estaba antes de la guerra. Una de las razones por las cuales pensaban esto era por los famosos 14 Puntos de Wilson, que le garantizaban a Alemania ser tratada con dignidad. Pero Woodrow Wilson los había formulado en enero. La situación era totalmente distinta en noviembre. 

Alemania ya tenía la guerra perdida. La elite militar alemana estaba fallando en ver lo que ocurría más allá de sus propios intereses, y no se daban cuenta de que una paz entre vencedores y vencidos era imposible. Más aún teniendo en cuenta que los 14 Puntos habían sido formulados por el presidente de Estados Unidos, que sólo estuvo en combate durante los últimos meses.

Los que realmente habían sufrido la guerra eran los británicos y los franceses. En especial estos últimos, porque las batallas habían ocurrido mayormente en su territorio, ocasionando pérdidas, no solo de vidas, sino económicas. Estas potencias le habían prometido a su población que Alemania pagaría y no estaban dispuestas a conformarse con menos. 

Cuando, en junio de 1919, Alemania recibió los términos del Tratado de Versalles el desconcierto fue total. Era un tratado que consideraban demasiado duro y humillante, pero lo tuvieron que aceptar. 

Algunos de los términos del Tratado de Versalles implicaron que Alemania tuviera que ceder un 13% de su territorio y un 10% de su población. Se redujo su ejército, el orgullo alemán, a 100.000 hombres. Perdió la mayor parte de sus armas y sus flotas. Además de todo esto, se le exigió a Alemania una enorme suma de dinero para pagar la reconstrucción de los territorios destruidos. 

Reggiani explica que Francia quería evitar a toda costa que Alemania se volviera a armar. Quería debilitarla por completo. Sin embargo, sobre este punto, la posición de la Triple Entente se dividió. Wilson, que era un pacifista, no estaba de acuerdo con destruir tanto a Alemania y el Congreso de Estados Unidos rechazó al tratado. 

Gran Bretaña, al ver la posición de la gran potencia americana, decidió distanciarse un poco del tratado, porque no quería hacerse cargo de Alemania si esta decidía no cumplir con las cláusulas del tratado, cosa que sucedería. 

A pesar de las cargas impuestas, Alemania a los pocos años ya se había reincorporado a la economía mundial y el resentimiento era cada vez menor. Los únicos que continuaban utilizando el tratado como campaña política eran los nacionalistas de la ultra derecha, entre ellos, los nazis. 

“Cuando la economía estaba estable, la población tendía a inclinarse hacia los partidos más moderados. En cambio, en períodos de crisis, como en los años 30, la gente comenzaba a buscar una explicación para sus penurias, y los partidos de extrema derecha, como el nazismo, les ofrecían una respuesta: la culpa era de Versalles y de las reparaciones. Y la gente lo creía. Sin embargo, en 1930 Alemania ya no estaba pagando las reparaciones”, explica el profesor Reggiani. 

“Hay que tener en cuenta -agrega Reggiani- que más allá del contexto político y de la actitud de los Aliados, Hitler y el nazismo veían a la guerra como el instrumento para expandir la influencia de Alemania hacia el resto de Europa. Ellos buscaban la guerra, a diferencia de Gran Bretaña, Francia y Rusia”.