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El debate entre Pichetto y Duran Barba

El CEO de PERFIL Network reflexiona sobre el encuentro del senador peronista y el asesor de Mauricio Macri.

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Frienemies: Pichetto y Duran Barba, la colaboración amistosa con el enemigo que nunca se produjo. | ABALLAY

Se argumenta que Macri no pudo realizar el plan que él hubiera querido y que la economía argentina precisaba porque no tenía mayoría en las dos cámaras del Congreso, dominadas por el panperonismo. Que el gradualismo financiado con deuda hasta que explote (aunque rezando para que no suceda) no fue una elección económica, sino una imposición de la realidad política porque para hacer un plan económico de verdad no alcanzaba con salir del cepo y del default, sino también hubiera sido necesaria una reforma tributaria, laboral y previsional que no iba a ser aprobada sin mayoría en el Congreso. Y que no es que Macri haya sido un mezquino que priorizó ganar las elecciones de 2017 en lugar de jugar todo su capital político a hacer las reformas que fueran impopulares aunque no fuera reelecto, pero ganándose el respeto de haber sido un estadista, sino que nunca  tuvo esa opción. Que para bien o para mal, Menem-Cavallo pudieron hacer en 1990 las reformas tributaria, laboral y previsional que precisaron porque el peronismo tenía mayoría en el Congreso y, además, como el período presidencial era de seis años, podían arriesgar a perder la primera elección legislativa porque había dos elecciones de medio turno y no solo una, como a partir de que se redujo el mandato presidencial a cuatro años con reelección consecutiva.

Pero ese es el relato oficial del Gobierno y todos esos supuestos parten de la hipótesis de que no había posibilidad de contar con mayoría en el Congreso a través de un acuerdo político con una parte de la oposición. Y mínimamente eso es discutible. Probablemente Cambiemos se quedó con los ejemplos del bipartidismo entre peronistas y radicales de las décadas anteriores sin tener en cuenta que ya no hay un peronismo único.

Y podría haber imitado a Brasil, donde no existió el bipartidismo y ningún gobierno tuvo mayoría partidaria propia pero igual pudieron aprobarse reformas tributarias y laborales más de una vez desde su recuperación democrática porque los gobiernos hicieron alianzas donde parte de los ministerios se les concedió a partidos de la oposición que, sumados, permitan la mayoría parlamentaria necesaria. Vale prestar atención a que esos partidos aliados tuvieron siempre menos influencia que Carrió, quien no tiene ministros representándola pero, peor aún, pide que se eche a ministros de los otros, algo que en Brasil escandalizaría más.

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Sin llegar a la fragmentación partidaria de la política brasileña, donde el partido que ganó las elecciones presidenciales viene teniendo entre 50 y 80 diputados sobre un total de 513 y tanto en la alianza parlamentaria del oficialismo como en la de la oposición se juntan tres partidos con más de 40 diputados cada uno sumando otros menores, es probable que en la Argentina de los próximos años no exista más el bipartidismo que caracterizó nuestra política desde la recuperación de la democracia, y el futuro de los gobiernos que se vayan sucediendo tenga que articularse sobre la base de acuerdos del partido que ganó las elecciones presidenciales con alguno de los dos que las perdieron.

Debate sobre la nueva y la vieja política, entre Jaime Duran Barba y Miguel Ángel Pichetto junto a Jorge Fontevecchia.

En cualquier caso, algo tendrá que cambiar Cambiemos porque, aun ganando las elecciones de 2019, tampoco tendrá mayoría en el Congreso volviendo a recrear las condiciones que en diciembre de 2015 le impidieron hacer lo que dicen que querían hacer.

Con el ánimo de aportar al entendimiento entre los distintos sectores políticos y el de construir verdaderos puentes entre el oficialismo y la oposición, les propuse a Miguel Angel Pichetto y Jaime Duran Barba un formato inédito de debate en forma de reportaje conjunto que el lector encontrará a partir de la página 44. Son 80 mil caracteres que demandarán alrededor de una hora de lectura mientras que audiovisualmente llevará tres horas asistir al debate que subirá Perfil.com. Eficiencias de la palabra escrita.

Que el contrapunto entre oficialismo y el sector parlamentariamente más numeroso de la oposición fuera entre Pichetto y Duran Barba y no entre Monzó y Pichetto, o Pinedo y Pichetto, obedeció a que Pichetto en sus discursos en el Senado criticaba continuamente a Jaime Duran Barba, responsabilizándolo de la política del Poder Ejecutivo de rechazar acuerdos con la oposición y hasta de ningunear al Congreso. Los líderes parlamentarios del Gobierno, Monzó y Pinedo, comparten con Pichetto las formas tradicionales de hacer política mientras que Duran Barba es disruptivo, lo que  aporta al debate el condimento de una discusión entre la vieja y la nueva política.

A modo de precalentamiento, el reportaje conjunto comienza con los dos temas en los que podían presuponerse coincidencias entre ellos: la distancia tanto del Papa como de Carrió. Y si bien discreparon en los escenarios electorales que cado uno imagina para 2019, hubo muchas más coincidencias que divergencias entre ellos, lo que demuestra, una vez más, lo que sostenía el célebre etólogo Konrad Lorenz en su libro Sobre la agresión, el pretendido mal: que en la guerra no se permite que los bandos en disputa se acerquen para poder mantener el odio de unos a otros porque si confraternizaran, verían que tienen mucho más en común de lo que imaginaban.

Coincido con Duran Barba sobre que el conflicto es inherente a la política (Pichetto lo llamó “el Laclau del PRO”) pero más aún coincido con Pichetto sobre la necesidad de la Argentina actual de poder establecer un acuerdo sobre temas fundamentales, como las reformas tributaria, laboral y previsional sin las cuales no habrá plan económico duraderamente exitoso.

El desafío no es solo ganar las elecciones de 2019, sino después poder gobernar. Ojalá este debate sirva a ese fin.