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La derrota menos pensada

El equipo de Diego Cocca perdió 3 a 0 con Temperley y cortó una racha de cinco triunfos consecutivos. Ahora quedo a seis puntos de Boca, con un partido más.

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Fiesta completa. El uruguayo Guevgeozián festeja uno de sus dos goles. | fotobaires

Algún día la racha iba a terminar. Y terminó anoche: los victorias seguidas de Racing –que eran cinco– no pudieron ser seis. La seguidilla se cortó en Temperley, que le ganó 3 a 0 y encima, para que la fiesta gasolera sea completa, salió de la zona de descenso directo, al menos hasta hoy.    

Para Racing fue difícil desde el principio. Porque al minuto, cuando todavía no había pasado nada, cuando los jugadores recién estaban acomodándose en la cancha, un centro desde la derecha llegó hasta la cabeza de Mauro Guevgeozián, que la desvió y dejó descolocado a Agustín Orion. En realidad, más que llegar, lo que hizo el armenio –el mayor descubrimiento del Celeste en el mercado de pases– fue estirarse hasta alcanzar la pelota, a tal punto que debió una contorsión difícil de explicar, pero hermosa para observar. Después, claro, se puede discutir su posición: para algunos habilitado, para otros en offside.

Lo cierto es que Temperley primereó a Racing, y Racing nunca pudo recuperarse de ese golpe inicial. El equipo de Diego Cocca estuvo todo el primer tiempo como lamentándose de esa situación: Bou estuvo muy desconectado del resto y Pablo Cuadra no logró ser el socio que por lo general necesita (y que encuentra en Lautaro Martínez o Lisandro López). El local aprovechó esa situación, pudo controlar mínimamente el desarrollo del partido y se benefició con un golazo de Leonardo Di Lorenzo, que apuntó al arco y la clavó en el ángulo. La televisión dio los detalles de la obra: el remate, a 32 metros de distancia, salió a 105 kilómetros por hora.

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En el segundo tiempo, todo cambió. O al menos pareció cambiar: un Racing aceleradisimo  empezó a dominar la pelota, Bou estuvo mucho más participativo y la consecuencia fue esa chance que tuvo a los 10, cuando el delantero pasó a Aguirre y dejó su sello en el travesaño de Matías Ibáñez, que rozó la pelota. Más tarde, a los 33, cuando el horizonte era cada vez más oscuro para La Academia, Ibáñez volvió a taparle un tiro a Bou. Racing, a esa altura, ya estaba descontrolado: avanzaba sin orden y se encontraba, por lo general, con la muralla que había levantado el local. Al final, Guevgeozián, otra vez, gritó gol, luego de un rebote. Fue la decoración de una noche gloriosa para Temperley.