Por esas cuestiones de la vida, que no vale la pena aquí enumerar, una puede verse en la situación de zapping televisivo un viernes a la noche. Sólo podrá constatar que todo tiempo pasado fue mejor.
La televisión local no ofrece nada y la ilusión se hace trizas. Porque una puede, y es muy lícito, prender el aparato con cierta esperanza –de eso tan simple y tan intrínseco a la televisión misma– de entretenimiento.
Pero no, había mucho fútbol, mucho programa que se financia desde el bolsillo del marido con plata, mucho programa infantil (innecesario a altas horas de la noche) y una novela que no sigo (ya que sigo a Montecristo, casi con extremismo religioso y que por decisión caprichosa de los directivos del canal no va los viernes a la noche).
La novela en cuestión es El tiempo no para, que no puedo comentar por las razón expuesta más arriba, pero que igual no dejó de impresionarme. Si no tuviera que competir con tanques como Bailando por un sueño, o su hermano Cantando por un sueño, o Montecristo, o Sos mi vida, o Casados con hijos, hubiera sido un éxito. Ahora que lo pienso, no tendría que tener ningún programa que le compita.
Pero bueno, ahí está y hay en El tiempo no para más sexo que en toda la grilla de los canales juntos. Eso sí, sexo palermitano: chica palermitana con chico palermitano, chico con chico palermitano y chica con chica, obvio gorrrrdaaa, también palermitana. Hay cuernos por doquier y mucha droga. Un éxito cantado en el momento más inconveniente.
También estaba para ver Casados con hijos, que ya vi el año pasado, pero descubrí, con una sensación déjà vu, Midachi TV, programa al que le vengo ofreciendo cierta resistencia. La productora de Marcelo Tinelli, Ideas del Sur, que está al frente del humorístico que conducen Miguel Del Sel, Dady Brieva y el Chino Volpato, no contentos con hacer Bailando por un sueño 1, Baliando por un sueño 2 y Cantando por un sueño, del que ya se está preparando su próxima entrega, también pensaron, pero dentro de Midachi TV, la parodia de Baliando...
No sé como se llamará esa estrategia dentro de Ideas del Sur, a lo mejor piensan que a la gente le puede gustar o divertir, y está muy bien. Pero también puede sonar a “exprimo una idea hasta el hartazgo”.
En la parodia se puede ver una previsible imitación a Moria Casán, que no aporta nada, porque ella es en sí misma una parodia insuperable; una imitación al mismo Tinelli; otra de Jorge Lafuci, integrante del jurado. Pero lo más extraño son las imitaciones de los soñadores.
Sí, lo ignotos soñadores, gente común que va al programa con algún objetivo preciso, ya se convirtieron en personalidades dignas de tener sus propias parodias. Y eso hasta podría verse como una injusticia por otras estrellas o famosos, o artistas que ya hicieron mucho como actores y se merecerían tener sus imitaciones en tiempo y forma. Pero ahora resulta que los desconocidos también pueden tener su facsímil, un exceso de demagogia imperdonable.
El problema de las imitaciones igual es otro, y se agudiza en la radio. Hace días nos podíamos escandalizar con unas declaraciones del líder piquetero K por elección y sorprendernos con que no era él sino su émulo, diciendo barbaridades como "vamos a usurpar todas las propiedades de los extranjeros que se hayan afincado en el país”. Qué dilema: ¿ficción o realidad?
