Lo viejo se va terminando, y lo nuevo no termina de aparecer. Muchas de las productoras que durante los últimos años crecieron y produjeron contenidos dentro de las posibilidades que les abrió el gobierno anterior hoy no encuentran el nuevo camino. Encuentro, la TV Pública, la señal de deportes y los concursos que impulsaron ficciones y documentales sin canales de emisión definidos –en suma, el Estado– fueron un gran cliente para las productoras que lograron ser parte de ese sistema. Durante el primer año de este gobierno, la demanda de estos productos bajó y ese efecto se sintió fuerte a lo largo de 2016. El canal estatal, por ejemplo, mantuvo algún producto de la gestión anterior hecho por una productora independiente, pero no sumó ninguno nuevo.
Dentro de lo privado, como en todos los rubros, hubo menos plata. Las productoras que ganaban mucho ganaron menos, las que crecían de a poco sobrevivieron apenas, y las que tenían menos espalda están en serias crisis. Los que hacen tele para las pantallas locales se aferran a la promesa de mayor producción nacional para el año próximo, y los que lograron acomodar productos para las señales internacionales ven con optimismo el futuro con más fundamentos.
La historia de la televisión argentina está basada en la fuerza y el talento de sus productores, guionistas y artistas. Ocurrió y va a ocurrir: llenamos la tele del mundo con formatos, ficciones y buenas ideas. Las nuevas plataformas aparecen como una gran posibilidad para los argentinos que trabajan de pensar y hacer televisión. Ahora necesitamos mejores condiciones. Políticas que contribuyan a fortalecer toda esta fuerza que sigue generando contenidos. Estamos en la mitad del río, con ganas de llegar a la otra orilla.
*CEO de Corner Producciones.
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