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El nieto 95 logró mantener su nombre de crianza: "Generé derechos para otras personas"

Hilario Bacca concedió la primera entrevista a PERFIL tras oficializarse la autorización a poder usar su nombre adoptivo. "Sentí paz", cuenta, aunque se mantiene alejado de Abuelas.

Hilario Bacca en un viaje que hizo a Barcelona.
Hilario Bacca en un viaje que hizo a Barcelona. | Gentileza de Hilario Bacca

La historia de Hilario Bacca es de esas que va a quedar en el tiempo. No solamente por su épica, sino porque a partir de ahora va a ser un antecedente judicial importante para aquellos nietos recuperados que, como él, quieran conservar el nombre de sus padres adoptivos. Fueron nueve años de una lucha en la que hubo obstáculos, momentos de desesperación y pesar pero que finalmente tuvieron, para él, su recompensa.

Todo empezó en 2008 cuando se le realizó un estudio de ADN compulsivo que reveló su verdadera identidad. Para la Justicia y la institución Abuelas de Plaza de Mayo ese test confirmó que el acompañante terapéutico de Arrecifes era Federico Cagnola Pereyra, el nieto recuperado número 95, hijo de Liliana Carmen y Eduardo. Pero Hilario, no por rechazo o repudio a esa revelación sino porque eso es lo que sentía, quería mantener el nombre y apellido que le dieron sus padres adoptivos y con el que había crecido. 

Al poco tiempo del estudio de ADN presentó un texto en la Justicia en el que manifestó su voluntad. Desde ese momento, recorrió un camino complicado y difícil para tratar de defender su postura y conseguir que se respetara su decisión. Este 10 de marzo de 2017 vio como su esfuerzo le dio la mayor de las alegrías: su abogada le envió una fotografía de la autorización de la Justicia a poder usar su nombre adoptivo. Su "rebeldía", criticada por la titular de Abuelas Estela de Carlotto, logró su cometido.

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Con la noticia fresca, dialogó en exclusiva con PERFIL sobre lo que significa el fin de la batalla judicial. 

—¿Qué sentiste cuando por fin viste el papel? Porque estaba ya confirmado cuando la querella no apeló a la sentencia del TOF 4 pero, hasta que lo ves, no lo creés.
—Sentí mucha paz fundamentalmente. Pude hacer el cierre de tantos años de lucha por algo que siempre consideré justo. Paz interior es la palabra. 

—¿Sos consciente de que acabás de hacer historia? Ahora todo lo que ha sido tu proceso judicial va a significar un antecedente importantísimo para otros nietos que se encuentren en una situación parecida a la tuya.
—Sí, por supuesto. Esto no sólo tuvo que ver con mi subjetividad y el modo de sentir sino que siempre estuvo pensando en generar un derecho para todos esos nietos que les interese manejarlo de este modo. Que sean tomados en cuenta nuestra subjetividad y que fundamentalmente seamos sujetos de derecho en el atravesamiento de toda esta cuestión legal.

—¿Te inquieta que quizá algunos vayan a seguir cuestionando tu posición? ¿Estás preparado para ser un buen o mal ejemplo según el que te mire?
—La verdad es que no me inquieta en lo más mínimo. Soy respetuoso del modo de pensar y de que cada cual hace lo que puede y lo que siente. Sí, obviamente, me gustaría ser tratado del mismo modo pero cualquier opinión de la gente que pueda llegar a estar en contra me parece que sería no poder ponerse en el lugar del otro. Así que quedará en la mano de las herramientas que cada una de estas personas tenga en la vida y cuál sea su modo de proceder ante la diferencia digamos. 

—¿Tus padres y tu familia cómo se sienten ante todo esto?
—Están todos muy felices, fundamentalmente porque ellos consideran que esto es un logro mío. Ellos no tenían ningún interés creado ante el cambio de nombre. Yo iba a seguir siendo quien soy. De hecho, en algún momento hasta me habían pedido que no siguiera, que no me pusiera tan rebelde. Esa fue una lucha realmente mía, aunque me han acompañado todos estos años, que son casi nueve. Poder darle un punto y final y un cierre, a sabiendas de que no sólo logré mi objetivo sino también el poder generar derechos para otras personas que puedan venir me pone más que contento, me alinea con mi familia de crianza y también me alinea mucho con mis padres biológicos, que eran dos personas que dejaron su vida peleando justamente por la igualdad y los derechos.

—¿Tu familia biológica qué opina? En una de las entrevistas anteriores con este medio comentaste que tu abuela paterna, Nilda Cagnola, siempre fue más comprensiva que tu abuela materna. 
—Tampoco los conozco tanto, pero por lo que los he llegado a conocer estoy seguro que van a alegrarse de que haya llegado el fin del padecimiento que yo tenía en relación a este tema. Supongo que quizá, en su cuestión interna, les hubiese gustado que yo lleve el apellido pero también tienen en claro que no había ningún repudio ni nadie en contra de los apellidos de mis padres biológicos sino que este era el modo más fácil para continuar mi vida sin desconocer la verdad.

—Al principio tu intención era ver cómo incorporar tu nombre biológico al adoptivo. ¿Tu intención cambió a raíz del duro proceso judicial?
—Fue cambiando por el proceso judicial y por la gran dureza y la poca intencionalidad de comprensión de las instituciones de derechos humanos. 

—¿Lo decís porque al principio colaboraste con Abuelas de Plaza de Mayo y luego te fuiste apartando?
Me tuve que apartar porque no había lugar a una opinión distinta. Yo intenté poner lo mejor de mí y tratar de comprender el porqué se manejaban como se manejaban pero tratando de aggiornar un poco la historia. Al no haber lugar no me quedó otra que correrme. A lo largo de todo el proceso que llevaba mi caso, Alan Yud se ha manejado de un modo bastante psicopático para conmigo. Entonces se terminó rompiendo toda posibilidad de vínculo con ese sujeto.

—¿Quedan algunas instancias más para concluir el proceso?
—Tengo que hacer la rectificación de datos en el Registro Nacional de las personas.

—¿Cuando termines con todo eso te vas a desligar por completo de esta lucha? ¿O en el caso que surja de algún modo la posibilidad de colaborar con alguna institución que persiga defender estos derechos estarías dispuesto a hacerlo?
—Supongo que sí, en tanto y en cuanto esa organización no tenga intereses políticos. Tengo en claro y tengo una posición muy determinadas en relación a la política de nuestro país, creo que toda mi vida ha estado atravesada por movimientos políticos así que de ningún modo quedaría pegoteado con alguno. Soy una persona que siempre me sentí convocado con los derechos del otro por mi profesión.  

—¿Como te sentís cuando desde algunos sectores se cuestiona que no todos los padres de nietos recuperados reciben el mismo trato? Ciertos sectores de la sociedad opinan que los padres del nieto de Estela de Carlotto están protegidos. 
—Puntualmente en relación a Guido no opino nada, no lo conozco y siempre me mantuve al margen de ese caso más que de ningún otro. Me parece que no hay nada nuevo que yo tenga que decir. Es una cuestión de la Justicia supuestamente... Todos debemos tener los mismos derechos ante las mismas situaciones. Los padres de Guido en algún momento tendrán que atravesar el juicio y, en caso que eso no ocurra, pasado el tiempo necesario preguntaré por qué. Tengo entendido que todavía estamos dentro de los tiempos normales de procesamiento. Mi ADN se hizo en el 2008 y el juicio empezó en 2013 si no recuerdo mal. 

—¿Como definirías la marca que dejaron estos nueve años de lucha?
—Como una cicatriz imposible de curar.