Luis “el Gordo” Valor dejó la cárcel de Campana y enseguida encendió la polémica. Su salida fue cuestionada desde distintos sectores de la política, pero él se encargó de ponerle paños fríos a los prejuicios: “No voy a delinquir más”, anunció, y rápidamente cambió el eje de la delincuencia actual: “Ahora hay que cuidarse de los narcos”, advirtió.
Valor, que concretó robos a bancos y blindados en los años 90, fue beneficiado con una “libertad asistida”, cuando le restaban seis meses para que se le cumpla una condena de siete años. ¿En qué consiste la medida? Que tendrá que cumplir distintas pautas de conducta, como no tomar alcohol ni salir de noche, y presentarse en el juzgado cada que vez que lo notifiquen.
“Eso está perfecto. En la cárcel yo vivía con disciplina”, dijo Valor sobre el beneficio que le permitió recuperar su libertad.
“No voy a delinquir más. Quiero disfrutar de mi esposa Nancy, que estos últimos cinco años se bancó de todo. Es conmovedor lo que hizo por mí. Quiero disfrutar los días con ella. Volver a dormir a su lado. Lejos de todo lo malo”, confesó en la entrevista que brindó al sitio Crimen y Razón.
El ex líder de la Superbanda estaba preso desde 2009, cuando fue detenido en un auto con armas y distintos objetos de valor presuntamente robados.
Valor, que recibió tres condenas a 24, 20 y 7 años en distintas sentencias, también analizó la inseguridad actual y opinó que “el delito cambió, ahora hay que cuidarse de los narcos y de los que te matan para robarte dos mangos”.
“A mí me hicieron mala fama, pero nunca lastimé a nadie”, se quejó Valor, pese a que durante un asalto a un blindado en el que participó hubo un tiroteo y cayeron muertos un policía y dos cómplices suyos, por lo que recibió la condena a dos décadas de encierro.
Según Valor, “la droga está arruinando a los pibes. Hoy te arruinan por dos mangos. En la cárcel, un par de zapatillas puede ser una cuestión de vida o muerte”.
En los 90 Valor lideró la “superbanda” de asaltos a camiones de caudales, junto a Luis “la Garza” Sosa, y luego del primer juicio oral purgó condena entre 1995 y 2008.
En los últimos años estuvo preso en Campana, donde solía organizar festejos en las visitas del Día de la Madre y el Día del Niño, y días atrás el juez de Ejecución Penal de San Isidro, Alejandro Davis, hizo lugar al pedido de la defensa y lo benefició con la libertad asistida
