Liliana Argañaraz, la hermana de la docente desaparecida hace un mes y medio, descartó hoy que los restos hallados en un baldío de la capital tucumana sean los de la maestra y pidió a las imputadas que “hablen, porque ya han logrado hacerle daño a Betty”.
La mujer confirmó que el cuerpo calcinado en un terreno del barrio Diza no sería el de su hermana “por la contextura física”. Además, Argañaraz afirmó que los investigadores judiciales certificaron que “casi en un 99 por ciento no sería” su hermana y que se le practicó una extracción de sangre para corroborar su identidad.
De todos modos, la hermana de la docente desaparecida sostuvo que “hay que esperar” los resultados de la autopsia. Asimismo, reclamó a las ex religiosas detenidas hace un mes que “hablen, porque ya esto se pasó de saña, de violencia. Ya han logrado hacerle daño a Betty”.
“Todos los días estoy pidiendo a estas personas que hablen porque es mucho tiempo de sufrimiento, no tan sólo para la familia Argañaraz, sino para todo Tucumán”, acotó la mujer. En la provincia, aseguró, hay muchas personas “angustiadas y temerosas, acá hay gente con mucho miedo”.
Por otra parte, Argañaraz sostuvo que continúa recorriendo calles y barrios de las afueras de la capital en busca de su hermana.
Así, contó que “hace unos días se me acercó un señor diciendo que es papá de un alumno de Betty y que el grupo de alumnos se reunió en su casa porque los chicos juntaron meses antes dinero vendiendo botellas para hacerle un regalo” a la maestra, ascendida a directora en el colegio Padre Roque Correa.
El hombre le dijo que los chicos querían colaborar –sostuvo Liliana– y “con usted para ayudarla y eso me conmovió. Yo sólo le pedí que preguntara a los chicos sobre Betty, que no pierdan la esperanza, que Betty va a aparecer y que esperen y cuando aparezca le hagan los regalos que quieran”, añadió.
