40 AñOS DE DEMOCRACIA
diplomacia

Cuarenta años de Política Exterior

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Ministerio. El Palacio San Martín, sede de la Cancillería. | cedoc

Desde la restauración de la democracia en 1983, luego del ominoso ciclo militar y su desprecio por la legalidad internacional, se crearon las condiciones para un relanzamiento de la Argentina en el mundo sobre la base de la reivindicación de los ideales democráticos, de la defensa del multilateralismo y de la pretensión de generar relaciones de cooperación con todos los países del mundo. 

Esa tarea le tocó al presidente Raúl Alfonsín y a su canciller, Dante Caputo. El gobierno radical definió a la Argentina como un país “de cultura occidental y políticamente no alineado, procuró una relación “madura” con Estados Unidos,  y llevó a cabo un acercamiento a América Latina, Europa y al entonces mundo socialista. 

En la región latinoamericana se profundizó la relación con Brasil a través de los acuerdos Alfonsín-Sarney, que superaron la desconfianza existente durante los gobiernos militares promoviendo la cooperación económica y política.

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Con Chile había quedado pendiente la solución de la disputa por las islas al sur del Canal de Beagle lo que se logró con la firma del Tratado de Paz y Amistad que había sido legitimado por un referéndum no vinculante en el que la propuesta triunfó por amplia mayoría. En las Naciones Unidas se continuó con la iniciativa de resoluciones instando a la negociación con el Reino Unido por la soberanía sobre las islas Malvinas.

Con el presidente Carlos Menem (1989-1999), y en un contexto internacional distinto, marcado por el fin de la Guerra Fría, la caída del Muro de Berlín, y el inicio de una era de unipolarismo encabezada por los Estados Unidos, la Argentina inició un viraje en dirección de un acercamiento mayor a este país. El expresidente y su canciller, Guido Di Tella, estaban convencidos de que las necesidades económicas exigían un alineamiento con las opciones estratégicas de los Estados Unidos.

Ello se expresó en ocasión de la llamada Guerra del Golfo tras la invasión de Irak a Kuwait en 1991, en la que la Argentina integró la coalición multinacional que intervino en el conflicto enviando a esa región dos naves de guerra de apoyo en lo que fue una manifestación más bien simbólica de compromiso. 

Este alineamiento y acercamiento general a Occidente se continuó con la salida de Argentina del Movimiento de Países no Alineados, el voto contrario a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, la desactivación del Plan Misilístico Condor II y el restablecimiento de relaciones con el Reino Unido tras el conflicto bélico con ese país por las Islas Malvinas. 

La Argentina llevó a cabo, además, la ratificación del Tratado de No Proliferación y del Tratado de Tlatelolco como una demostración plausible de que el país alentaba exclusivamente un desarrollo nuclear con fines pacíficos.

La presidencia del Dr. Carlos Menem no desdeñó la integración latinoamericana y fue bajo su mandato que en 1991 se firmó en Asunción el tratado que dio origen al Mercosur. Es destacable que en la relación con Chile se impulsó la solución de las controversias pendientes en materia limítrofe resolviéndose la cuestión de los Hielos Continentales y de Laguna del Desierto.

El gobierno de Fernando de la Rúa (1999-2001) continuó en líneas generales la política de la administración anterior, con ciertos matices como los de una mayor dureza en la cuestión Malvinas y el intento de fortalecer la relación con Brasil. Sin embargo, la grave crisis política y económica del país en 2001 terminó con su mandato antes de tiempo. 

El breve gobierno de Eduardo Duhalde (2002-2003) mantuvo al principio la misma línea mientras procuraba la ayuda norteamericana para la solución de la deuda argentina, pero luego viró progresivamente hacia un mayor acercamiento con América Latina.

Con la llegada al poder de Néstor Kirchner (2003-2007) se llevó a cabo una política exterior que puso el acento en la autonomía en la toma de decisiones, la integración regional, el multilateralismo y el impulso de relaciones maduras y racionales con Estados Unidos.

En 2005, en ocasión de la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata se produjo un distanciamiento con este país a raíz de la oposición del Mercosur a la propuesta de Estados Unidos de intentar avanzar con los plazos de ejecución de un área de libre comercio en las Américas (ALCA). 

Este fue el inicio de un proceso de rispideces que continuaría en el tiempo, aunque se mantuvo la cooperación bilateral en cuestiones como la lucha contra el terrorismo, contra el narcotráfico y en asuntos nucleares, así como de colaboración mutua en las Naciones Unidas y en el Consejo de Seguridad, cuando la Argentina fue miembro de ese organismo en 2005/2006.

Durante los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) se continuó con la orientación del gobierno de su esposo y se profundizaron además las relaciones con China, en un acercamiento sobre todo económico y comercial, pero que no se limitó a esto y llevó a importantes acuerdos de inversiones en minería, banca, energía y cooperación en defensa y tecnología. 

Existió asimismo una intensa acción en América Latina a través del fortalecimiento del Mercosur y la Unasur y un amplio despliegue multilateral en las Naciones Unidas, sobre todo en el ámbito de los derechos humanos, así como en la Organización Mundial de Comercio (OMC), en la que se obtuvo en 2015 la antigua reivindicación argentina de la prohibición de los subsidios a las exportaciones agrícolas. Durante este período se reforzó la acción en defensa de la soberanía sobre las islas Malvinas, ampliando los apoyos regionales de América Latina, Asia y África.

El gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) había sido fuerte crítico de las administraciones precedentes a las que acusaba de “aislacionistas y erráticas”. Se impulsó entonces un reacomodamiento de las relaciones exteriores alineando a la Argentina con los Estados Unidos en el entendimiento que ello favorecería inversiones y cooperación económica. 

En esa perspectiva se impulsó la salida de Argentina de Unasur y se adhirió al denominado Grupo de Lima cuyo objetivo era el de promover sanciones contra el gobierno de Venezuela por su política en materia de derechos humanos. 

El gobierno logró concluir la negociación del Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea y ratificó en general los acuerdos con China, del gobierno anterior. En 2016 y 2017 la Argentina fue sede respectivamentede la Conferencia Ministerial de la OMC y de la reunión anual del G 20.

Finalmente, la presidencia de Alberto Fernández (2019-2023) procuró volver a las definiciones de las administraciones de Néstor y Cristina Kirchner en el sentido de una mayor autonomía y diversidad en las relaciones. Durante su mandato la Argentina presidió la Celac y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

El desafío principal de estas horas frente al advenimiento de un nuevo gobierno, es el de mantener los logros históricos de la diplomacia argentina en el sentido de una amplia apertura al mundo bajo la consigna de “amigos de todos, satélites de nadie”, de la adhesión a los principios de las Naciones Unidas, del fomento a la integración regional y de la reivindicación de la soberanía sobre las islas Malvinas. Seguir un camino distinto sería desviarse del pacto democrático en política exterior que se gestó en los albores de la democracia restaurada en 1983.

*Exvicecanciller.