Varios organismos de las Naciones Unidas lanzaron conjuntamente desde Ginebra, Nueva York y Washington, un informe muy preocupante: cada dos minutos muere una mujer en el embarazo o el parto.
El informe, titulado Tendencias en la mortalidad materna, revela un preocupante retroceso para la salud de las mujeres en los últimos años. Prácticamente en todas las regiones del mundo, el número de muertes maternas aumentó o dejó de bajar.
“Pese a que el embarazo debería ser un momento de enorme esperanza y una experiencia positiva para todas las mujeres, sigue siendo por desgracia una experiencia increíblemente peligrosa para millones de mujeres de todo el mundo que carecen de acceso a una atención de salud respetuosa y de alta calidad”, señaló el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Estas nuevas estadísticas tan letales sólo podrán mejorar si los países garantizan que todas las mujeres y adolescentes en gestación tienen acceso a servicios de salud básicos antes, durante y después del parto. Un buen sistema de salud debe acompañar “sus derechos reproductivos”, como señaló el Dr. Ghebreyesus.
Cada dos minutos muere una mujer embarazada
El informe se elaboró a partir de un seguimiento la mortalidad materna durante 20 años, entre 2000 y 2020, en el ámbito nacional, regional y mundial.
En esas dos décadas, se registraron 287.000 muertes maternas en todo el mundo.
Esa cifra solo es un ligero descenso desde las 309.000 muertes maternas de 2016, cuando se pusieron en marcha los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
A partir del año 2015, los avances logrados hasta entonces se estancaron e incluso retrocedieron. Y los peores índices no están culturalmente tan lejos para los argentinos ya que se registraron en Europa y el continente americano.
En dos de las ocho regiones de las Naciones Unidas –Europa y América del Norte, y América Latina y el Caribe– la tasa de mortalidad materna se incrementó entre 2016 y 2020 en un 17% y un 15% respectivamente.
En las otras regiones, en cambio, la mortalidad materna se estancó. Con todo, el informe da a entender que es posible progresar. Por ejemplo, dos regiones –Australia y Nueva Zelandia, y Asia Central y Meridional– experimentaron descensos considerables (de un 35% y un 16% respectivamente) en sus tasas de mortalidad materna durante el mismo período, al igual que otros 31 países señaló.
"Ninguna madre debería temer por su vida al traer un bebé al mundo, especialmente cuando se dispone de los conocimientos y las herramientas para tratar las complicaciones habituales".
“Para millones de familias, el milagro del alumbramiento se ve empañado por la tragedia de la mortalidad materna. La equidad en la atención de salud significa ofrecer a todas las madres, independientemente de su identidad o lugar de residencia, la oportunidad justa de un parto seguro y un futuro saludable con su familia”, aclaró la Directora Ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell.
Mortalidad materna en el mundo
En números absolutos, la mortalidad materna sigue concentrándose mayoritariamente en las zonas más pobres del mundo y en países afectados por conflictos. En 2020, aproximadamente el 70% de todas las muertes maternas ocurrieron en África Subsahariana. En nueve países con graves crisis humanitarias, las tasas de mortalidad materna duplicaron con creces el promedio mundial (551 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos, frente a 223 en el ámbito mundial).
Las hemorragias graves, la hipertensión, las infecciones durante el embarazo, las complicaciones producidas por abortos en condiciones de riesgo y las afecciones subyacentes que pueden agravarse durante el embarazo (como el VIH/sida y el paludismo) son las principales causas de la mortalidad materna. Todo ello puede prevenirse y tratarse en gran medida con acceso a una atención de salud respetuosa y de alta calidad.
Embarazos siglo XXI
El acceso equitativo a servicios cruciales, como los partos instrumentados y la atención prenatal y posnatal, las vacunas infantiles, la nutrición y la planificación familiar deben ser equitativos. Sin embargo, la infrafinanciación de los sistemas de atención primaria de salud, la falta de trabajadores de la atención de salud capacitados y la debilidad de las cadenas de suministro de productos médicos los ponen en peligro.
Aproximadamente un tercio de las mujeres ni siquiera llegan a tener cuatro de los ocho controles prenatales recomendados ni a recibir atención posnatal esencial, mientras que unos 270 millones de mujeres carecen de acceso a métodos modernos de planificación familiar.
Ejercer el control sobre su salud reproductiva –en particular, si tener descendencia y en qué momento– es fundamental para garantizar que las mujeres puedan planificar y espaciar la procreación y proteger su salud.
Las inequidades relacionadas con los ingresos, la educación o el origen étnico incrementan aún más los riesgos para las mujeres embarazadas marginadas.
“Es inaceptable que tantas mujeres sigan muriendo innecesariamente durante el embarazo y el parto. Más de 280 000 defunciones en un solo año es inadmisible», comentó la Directora Ejecutiva de UNFPA, Dra. Natalia Kanem.
“Podemos y debemos mejorar invirtiendo urgentemente en planificación familiar y solventando la escasez mundial de personal de partería (cifrada en 900000 profesionales) para que todas las mujeres puedan recibir la atención vital que necesitan. Tenemos las herramientas, el conocimiento y los recursos para poner fin a las muertes maternas prevenibles; lo que necesitamos ahora es voluntad política”, agregó la Dra. Kanem.
MM / ED