Diariamente miles de personas atraviesan los aeropuertos de todo el mundo, pero ninguna ha llegado a recorrer tanto como Tom Stuker, uno de los mayores viajeros del mundo. Con 37 millones de kilómetros transitados en avión, el equivalente a 48 viajes a la luna de ida y vuelta, y más de 100 países conocidos, el estadounidense se lleva el récord por amplia diferencia.
El equivalente a tres de sus 69 años se los pasó metido en aviones y aeropuertos. Con una media de 1,6 millones de kilómetros al año, el estadounidense ha buscado acumular más de 100 millones de millas a lo largo de su vida, para luego utilizarlas en diferentes beneficios lujosos.
Solo en 2019, Stuker “cubrió más de seis viajes a la luna”, alcanzando más de 2,3 millones de kilómetros en 373 vuelos distintos. Afortunadamente, el dinero para pagar esos viajes no salió de su bolsillo, ya que de ser así le habrían costado 2,44 millones de dólares.
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¿Cómo hizo para tomar tantos vuelos sin pagar?
La posibilidad de realizar una cantidad tan impresionante de viajes se debe a que en 1990, el oriundo de Nueva Jersey, Estados Unidos, aprovechó una oferta y tomó la que podría considerarse la decisión más inteligente de su vida, gastando 290.000 dólares en un pase ilimitado y vitalicio de United Airlines.
Pese a que tenía miedo de volar, Stuker tomó esa decisión ya que entonces tenía una consultoría que se estaba expandiendo, en particular en Australia, y quería ahorrar en viajes. “Fue puramente una decisión comercial", aseguró a AFP. Desde entonces, está abonado al asiento 1B de los aviones de la compañía y sus asociadas.
Un poco después optó por la opción de otro pase para un acompañante. "Esto significa que cualquiera puede acompañarme en mi itinerario. Si está en Nueva York ahora mismo le puedo proponer viajar a París esta noche. Simplemente nos encontramos en el aeropuerto con su pasaporte y mañana podemos cenar en la Torre Eiffel", explica.
Que él sepa, solo seis personas optaron por esta fórmula dúo, por la que pagó en total 510.000 dólares, para lo que tuvo que pedir un préstamo en el banco, donde tuvo que esforzarse para hacerle entender al asesor que era un buen negocio y se justificaba el crédito.
Viajes ilimitados y 100 millones de millas acumuladas
Además de la realización de cientos de viajes ilimitados, Stuker encontró un gran beneficio en la acumulación de millas para su posterior intercambio. Como viajero frecuente, ya alcanzó más de 100 millones de millas que ha podido utilizar para distintas compras.
Mientras que la mayoría de los turistas se centran en acumular millas para conseguir vuelos gratis, las motivaciones del estadounidense residen en acumular puntos para disfrutar desde lujosas suites de hotel y cruceros, hasta comidas gourmet e incluso tarjetas de regalo de Walmart por un valor de 50 mil dólares.
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Increíblemente, Stuker una vez utilizó las millas para pujar en una subasta y asegurarse un cameo en la icónica serie de comedia ‘Seinfeld’. Está claro que su pasión por volar va más allá de las nubes y penetra en el reino de las experiencias extraordinarias y lujosas.
Sin embargo, lo que más aprecia es que ha encontrado "una familia" en el personal de la compañía. "Lo mejor de muchos de mis días son mis conversaciones con el personal" de la aerolínea, dice antes de agregar: "Me conocen, nos contamos nuestras vidas y son las personas más encantadoras del mundo".
A pesar de que Stuker es un pasajero poco rentable para United Airlines, la empresa busca honrar y celebrar sus mitos, llegando a bautizar tres aviones con su nombre y organizando fiestas en su honor, fomentando la buena relación entre el personal y él. De igual manera, la aerolínea optó por no seguir ofreciendo los pases vitalicios a sus pasajeros.
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La huella de carbono de los viajes en aviones
Con una media de 36.000 kilómetros a la semana, a Stuker no le preocupa demasiado su huella de carbono, pese a que en las redes sociales algunas personas le han deseado la muerte por su contribución al calentamiento del planeta, según sostuvo.
El viajero sostiene que el problema "no son los pasajeros", ni se resolvería viajando menos, sino que lo deben de resolver "las propias aerolíneas", lo que están tratando de hacer con aviones menos contaminantes.
“El avión va a volar, ya sea que yo esté en él o no. Sería mucho más relevante si estuviera volando en un jet privado. Esas son las personas que pueden ayudar al medio ambiente mucho más que yo si volaran en vuelos comerciales”, enfatizó Stuker.
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Sin embargo, el transporte aéreo contribuye entre 2,5 y 3% a las emisiones mundiales de CO2, pero su efecto en el calentamiento del planeta es más importante debido a las emisiones de otros gases y a las estelas de condensación.
Para los científicos, la contribución de la aviación a un mayor calentamiento se detendría inmediatamente con una disminución anual sostenida del 2,5% del tráfico aéreo con los combustibles actuales o con una transición a una combinación de combustibles neutra en carbono en un 90% para 2050, un objetivo del sector.
Recomendaciones del mayor viajero del mundo
A lo largo de todos sus viajes, Stuker solo ha perdido un vuelo en su vida porque se durmió en la sala de espera. A los viajeros les recomienda que madruguen para tomar los primeros vuelos del día no sólo porque son más baratos, sino que suelen ser los más puntuales porque no acumulan demoras.
Además, aconseja que no facturen maletas para ahorrar tiempo y sobre todo que mantengan el cinturón puesto todo el vuelo, siendo que él ha visto de todo en los incontables trayectos que realizó.
rv / ds