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Repudio

Jorge Altamira contra José Pablo Feinmann por la "violación en manada" del Ejército Rojo

El intelectual justificó las violaciones de mujeres por parte del Ejército Rojo hacia el fin de la Segunda Guerra Mundial. "Es enteramente funcional a la opresión de la mujer", dijo el dirigente de izquierda que además criticó el silencio del Gobierno al respecto.

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Los líderes del Partido Obrero Tendencia, Jorge Altamira y Marcelo Ramal. | Twitter

El referente del Partido Obrero Jorge Altamira apuntó contra el intelectual José Pablo Feinmann luego de que este justificara la violación de mujeres europeas en manada por parte del Ejército Rojo de la Unión Soviética a medida que éste avanzaba hacia el oeste en el ocaso de la Segunda Guerra Mundial en 1945.

"La reivindicación de estas atrocidades cuando se desarrolla un inmenso movimientos de masas de la mujer contra el femicidio y contra el crecimiento sin paralelo de la trata de niñas y mujeres, constituye un delito político que no puede ser pasado por alto”, señaló Jorge Altamira en relación a la reciente columna de opinión del intelectual kirchnerista en Página12

Según el análisis de Feinmann, quien es un asiduo defensor ideológico del régimen soviético y se ha mostrado en contra de quienes lo ponen al mismo nivel que la dictadura nazi, habían sido tantas las atrocidades cometidas durante la Blitzkrieg (la famosa “guerra relámpago” ideada por los alemanes) de la Operación Barbarroja que "daban por descontada una dura venganza de los rusos, entre ellas, las violaciones de mujeres a medida que se adentraban en Berlín". 

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“Pero siempre que admiten que el Ejército Rojo llegó primero a Berlín e hizo flamear sobre el Reichstag la bandera soviética añaden que fueron vengativos y crueles con los alemanes. Que violaron a cientos (sic) de mujeres”, escribió el filósofo, y agregó: “¿Qué esperaban?… el odio por las atrocidades de los nazis en la campaña rusa pudo más que las órdenes de templanza (del mariscal Zhukov)”. 

Por su lado, Altamira salió la cruce de estos dichos en una carta de repudio publicada en el portal del Partido Obrero. “En los reglamentos militares, sin embargo, la violación de mujeres -en este caso en manada- es penada con la muerte, no con llamados de ´templanza´. Tampoco se entiende la relación de las violaciones de mujeres cometidas por el nazismo y los crímenes de lesa humanidad ejecutados en masa, con la responsabilidad en ellas de la masa de mujeres del pueblo alemán”, replicó el dirigente socialista.

José Pablo Feinmann
El filósofo e historiador José Pablo Feinmann.

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Como contrapartida, Altamira resaltó que en su análisis el pensador no tuvo en cuenta la protesta de Tito, el líder yugoslavo que se manifestó frente a Stalin en contra de las violaciones de mujeres perpetuadas por las tropas del Ejército Rojo en su paso por ese territorio hacia Alemania, un testimonio que figura en el libro “Conversaciones con Stalin”, escrito por el segundo hombre de la guerrilla de Tito en Yugoslavia, Milovan Djilas.

Así, le recordó que la respuesta de Stalin fue que Tito no tenía en cuenta la larga abstención sexual de esas tropas, que venían de los territorios asiáticos de la Unión Soviética. “La pulsión estalinista de Feinmann ha sobrevivido al derrumbe vergonzoso del estalinismo”, ironizó.

Ante los dichos del reconocido intelectual y ensayista ligado al kirchnerismo, que los consideró “enteramente funcional a la opresión de la mujer, Altamira criticó tanto el silencio oficial del Ministerio de las Mujeres, como de las organizaciones feministas kirchneristas, las cuales todavía no se han pronunciado al respecto.

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En la misma carta en donde repudió la justificación de las violaciones en manada del Ejército Rojo por parte de Feinmann, Altamira manifestó que las violaciones en cuestión constituyeron una política de estado de la Unión Soviética de José Stalin, cuya consigna era “ojo por ojo, diente por diente”, algo que Altamira consideró “muy distante claro de aquellas que, en la primera guerra, llamaban a las tropas de los estados beligerantes a cambiar de hombro el fusil contra sus propios gobiernos imperialistas”.

Además, subrayó que las violaciones implicaron tanto a mujeres alemanas como de Europa del Este, y fueron parte de una política cuyo fin era "estrangular cualquier iniciativa de insurrección popular contra los gobiernos que habían colaborado contra el nazismo, para poder extender la dominación estalinista en los territorios que iba ocupando”.

CD / ED