“Awada ha dejado sabor a poco”. Así resumió en un texto sutil pero crítico el diario español El País el rol de Juliana Awada como primera dama a pasados ya tres años de gestión macrista. “Pese a las expectativas que la anunciaban como una nueva Michelle Obama (…) se ha limitado a ser un apoyo anímico para el presidente”, escribió el periodista Federico Rivas Molina en su artículo que El País publicó.
Una semblanza que dista del tono halagüeño que el mismo diario utilizó en febrero de 2017 firmado por Carlos Cué, a días del inicio de la gira por España de Macri. “Algo más que una primera dama”, titulaba y a pesar de alguno errores de información como que ella “fue educada en los mejores colegios, vivió en Oxford”, describía su ADN familiar relacionado con la moda y también, lo que es indiscutible, su aporte mediático– pensado y cumplido a rajatabla– a la imagen de 2015 de Macri.
Juliana Awada y su escapada a Nueva York
Al menos para El País, tanta expectativa generada sobre la figura de Juliana Awada como una potencial Michelle Obama del America del Sur no se dio. “La prensa (argentina) se entusiasmó entonces con un personaje femenino que sumaba en ese momento ser poderoso y que valía la pena explorar”, escribe Rivas Molina. “La esposa del Presiente 'prometía', como se dice en Argentina. Pero después de tres años como primera dama, Awada ha dejado sabor a poco.” Según el periodista, ella eligió ser una primera dama “a la antigua”, distante de las que tuvieron personalidad fuerte como Evita. Una mujer “decorativa”, término que quienes conocen a Awada saben que es uno de los pocos adjetivos que la pone de malhumor. Pero también uno que tanto Rivas Molina como otros colegas argentinos no pueden evitar aplicar sobre ella por las mismas razones que esgrime el periodista de El País en su artículo: “El rol de Awada ha traído como contraparte su blindaje mediático. Awada no habla público, nunca. Su pensamiento se reduce a frases hechas edulcoradas, de tono naif, que su equipo de prensa difunde por Instagram. (…) claramente atentos a las tendencias del momento.”
En el "círculo rojo" de Juliana Awada hay diseñadoras, productoras y millonarias
Como apunta El País –según lo que ellos parecen percibir–, en este tiempo preelectoral, de a poco le harán subir el perfil. Las fotos en gira con Carolina Stanley son la base de esa observación. También, atentos a la cobertura de la visita de los reyes de España a la Argentina hace un mes, reparan en que como Juliana Awada no tiene prensa por sus pensamientos –dado que habla más nada que poco– ya hasta Vogue–el único medio que consiguió una entrevista con ella en estos tres años– pasó a considerarla una “it (political) girl” focalizando en el duelo fashion con Letizia de España. Y además que esa publicación esfumó cualquier posible comparación de Awada con Michelle Obama, ahora la equiparan con Melania Trump, primera dama que no habla, que importa más por lo que viste; Melania es un elemento decorativo de Donald Trump. Como lo es Juliana Awada de Mauricio Macri.
CP