El viernes, en Nueva Zelanda, fue la última oportunidad que tuvieron los candidatos a primer ministro para cautivar con su carisma a los electores.
El acontecimiento no fue desaprovechado por ninguno de los aspirantes. Regaló algunas postales curiosas, y poco habituales en el mundo de la política, para estos acontecimientos: escapando a la sobriedad y la formalidad habitual en un cierre de campaña, sobresalieron las demostraciones cálidas y de afecto.
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El actual primer ministro Chris Hipkins se unió a una clase de baile de Zumba. Y con tono jocoso bromeó con los periodistas después del acto: “Estoy confiado de que elegirán las mejores fotos, cuando esté más coordinado”.
Según indican las encuestas, Hipkins, de 45 años, y su Partido Laborista liberal comenzó a crecer en los últimos días. Sin embargo, aún no puede superar a su rival conservador, Christopher Luxon, de 53 años, en la intensión de voto.
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En el caso de Luxon, su cierre no incluyó ningún tipo de danza, pero permitió que los medios registren un momento emotivo fraternal entre partidarios. En su última parada de campaña, abrazó a sus partidarios mientras coreaban todos juntos su lema de poner a Nueva Zelanda "de nuevo en marcha".
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Entre las promesas electorales que más se discuten entre los votantes se encuentra, en primer lugar, las de Luxon. El candidato conservador ha prometido reducir el impuesto para las ganancias medias y una serie de medidas que apuntan a reducir la delincuencia.
Es un antiguo empresario que ejerció el cargo de director ejecutivo de Unilever Canadá y Air New Zealand. Sus anuncios de lucha contra la inseguridad fueron ovacionados por la multitud: “Tengo que decirles que la delincuencia está fuera de control en este país. Vamos a restaurar la ley y el orden, y vamos a restaurar la responsabilidad personal”.
Además, suscitó aplausos al prometer solucionar el inconveniente tráfico de la capital mediante un proyecto de túnel.
La posible victoria de Luxon también terminaría con la incidencia política de Jacinda Ardern, quien se convirtió en un icono liberal en todo el mundo.
Recordemos que después de cinco años como primera ministra y con su popularidad desmoronándose, Ardern dimitió inesperadamente en enero de este año. Fue en esa instancia que dejó el cargo a Hipkins. Él representaba un colega de confianza para la exfuncionaria, por lo que su derrota en estas elecciones será un duro golpe para el posicionamiento de Ardern en el Partido Laborista.
Hipkins había ejercido durante el gobierno de la exmandataria como ministro de Educación y debió asumir un rol central durante los desafíos que se planteaban en la pandemia de coronavirus.
Sus propuestas más notorias son una asistencia dental gratuita para aquellos individuos menores de 30 años, así como la disminución del impuesto en la comercialización de frutas y hortalizas.
En caso de ganar, el sistema de votación proporcional de Nueva Zelanda indica que Luxon y su Partido Nacional probablemente tendrán que establecer una alianza con otras fuerzas para obtener la mayoría.
Las encuestas muestran que Luxon necesitará ayuda de los libertarios de ACT y Winston Peters, un inconformista que ha encontrado apoyo entre los votantes descontentos, incluyendo a algunos afines a teorías conspirativas. Por su parte, Hipkins dice que no quiere tener una alianza con Peters y que una alianza de tres partidos para poner a Luxon en el poder sería una “coalición del caos".
El show de la política en Nueva Zelanda
La espectacularización de la campaña no comenzó con los actos de ayer. Hace un tiempo, tanto Hipkins como Luxon se vienen mostrando ante las cámaras, ofreciendo helados o preparando pizzas.
Algunos observadores políticos consideran que a pesar de que Luxon es relativamente nuevo en política, logró ganar votantes y visibilidad durante los debates televisivos, cuando se enfrentó exitosamente a Hipkins, quien aunque es más experimentado, resultó menos convincente para los televidentes.
Pero Luxon también tuvo algunos deslices que no pasaron desapercibidos. Por ejemplo, cuando le preguntaron en un debate sobre cuánto gastaba cada semana en comida.
Ante la consulta, respondió: “Personalmente, compro todos los domingos en Wellington. Probablemente, unos sesenta dólares (36 dólares estadounidenses)”, dijo Luxon. La respuesta fue objeto de memes y ridiculizaciones porque demostraron lo alejado que estaba el millonario de la realidad que viven los trabajadores. El monto arrojado por el aspirante a primer ministro, era mucho menor que el costo de vida semanal en alimentos de cualquier persona que vive en Australia.
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Las regulaciones electorales de la nación neozelandesa imponen veda electoral tras la apertura de las urnas.
En este momento es sábado en Nueva Zelanda y están transcurriendo las elecciones. Aunque los votos se cuentan el sábado por la noche, el resultado de quién será el primer ministro podrían surgir días o incluso semanas después, cuando finalicen las negociaciones entre los partidos políticos antes de que se forme el próximo gobierno.
LT
