Antonela Semadeni: "El tipo de cambio bajo, sumado a precios internacionales bajos, complica muchísimo al sector"
La economista advirtió que el agro argentino enfrenta un doble desafío estructural que erosiona su competitividad.
Antonela Semadeni, economista de la Fundación FADA, analizó en diálogo con Canal E el complejo panorama que enfrenta el sector agroindustrial argentino en 2025 y 2026, con caída de precios internacionales y desafíos fiscales por la deuda externa.
Producción estable, pero con precios a la baja
Según explicó Semadeni, en 2025 la producción de los seis principales cultivos alcanzará 130,7 millones de toneladas, apenas un 2% menos que en 2024. “Estamos prácticamente en los mismos niveles que el año pasado”, señaló.
El problema no es tanto la producción, sino los precios. “Tenemos una tendencia bajista que ya lleva casi dos años”, indicó. Por ejemplo, el trigo cayó un 10%, la soja un 6% y solo el maíz logró sostener sus valores. En este contexto, las exportaciones agroindustriales de 2025 se ubicarán en torno a los 46.000–47.000 millones de dólares, una leve baja frente a los 48.000 millones de 2024.
“El tipo de cambio bajo, sumado a precios internacionales bajos, complica muchísimo al sector”, afirmó la economista. Esta doble presión afecta directamente la rentabilidad del productor, especialmente cuando se combinan con esquemas impositivos distorsivos como las retenciones.
Perspectivas para 2026: más volumen, menos rentabilidad
De cara a 2026, Semadeni anticipó una suba del 9% en la producción, que alcanzaría los 142 millones de toneladas. Este aumento será impulsado por el maíz, el trigo y la cebada, mientras que la soja y el sorgo verán caídas. “El girasol va a reemplazar parte del área sembrada de soja y sorgo”, explicó, señalando además una baja en la amenaza de la chicharrita, lo que favorece el maíz.
Sin embargo, el panorama de precios no mejora. “No hay perspectivas de suba en los precios en el mediano plazo, a menos que ocurra un evento climático en países exportadores clave”, advirtió. Así, incluso con mayor volumen de cosecha, el ingreso por exportaciones podría no compensar las necesidades fiscales del Estado, que enfrenta vencimientos por 23.000 millones de dólares con el FMI en 2027.
Otro punto crítico fue la reciente reducción temporal de retenciones, que duró apenas tres días. “Solo cinco grandes cerealeras aprovecharon ese beneficio y declararon ventas por adelantado sin tener el grano físico”, explicó. De esos registros, el 70% fue de exportadores y solo el 30% correspondió a productores, lo que generó malestar en el sector.
“Todas estas medidas fueron cortoplacistas y mal sincronizadas”, señaló. Según la economista, el costo fiscal acumulado por estos parches fue del 0,5% del PBI, unos 3.000 millones de dólares, sin lograr un impacto positivo duradero. “La baja temporal de enero fue anunciada después de que ya se había sembrado todo, por lo que no influyó en las decisiones de producción”.
También te puede interesar
-
“El tipo de cambio, la tasa de interés y la demanda”: las variables que golpearon al sector industrial
-
Ramiro Tosi: “Argentina todavía está vulnerable en términos externos”
-
Cuáles son las mejores alternativas de inversión en pesos
-
Camusso: “Después de la recalibración de las bandas, hemos visto en los activos una vuelta a valores más razonables”
-
Euforia bursátil: “El momento para las acciones argentinas todavía parece que sigue”
-
Cuánto bajó la participación del Estado en la renta agrícola tras la baja de las retenciones
-
Trigo récord: “Tenemos 10 millones de toneladas más que el año pasado”
-
Se pospuso el acuerdo Mercosur-UE: “El productor europeo no quiere suscribir a esta agenda”
-
¡Mirá en vivo Canal E!: toda la información económica de la Argentina y el mundo
-
Juan Sánchez y la gobernanza clave: fútbol, transporte y finanzas bajo la lupa