Caso Cecilia: con relatos de vida y testigos de concepto, la defensa de González y Obregón busca una pena menor
En la segunda audiencia de cesura, familiares, docentes y allegados trazaron un perfil “familiar, trabajador y sin antecedentes conflictivos” de los condenados por encubrimiento agravado. La estrategia apunta a alejarse del máximo de 6 años que habilita la figura penal.
La segunda jornada de cesura en el juicio por el femicidio de Cecilia Strzyzowski estuvo marcada por un desfile de voces destinadas a construir un retrato personal de Fabiana González y Gustavo Obregón, ambos declarados culpables por encubrimiento agravado. La defensa apostó a un único objetivo: que la jueza técnica Dolly Fernández considere sus trayectorias vitales, su funcionamiento familiar y su inserción laboral al momento de definir la pena, cuyo máximo es de seis años.
La audiencia se desarrolló este jueves en la Cámara Segunda en lo Criminal de Resistencia, donde seis testigos, entre docentes, familiares y allegados, describieron a los condenados como personas dedicadas al trabajo comunitario y a la crianza de sus hijos, sin antecedentes de conductas violentas ni hábitos problemáticos.
Un escenario centrado en los encubridores
Al igual que en la jornada anterior, cinco imputados estuvieron presentes en la sala: César Sena, condenado como autor del homicidio doblemente agravado; Marcela Acuña, considerada partícipe primaria; Fabiana González y Gustavo Obregón, responsables de encubrimiento agravado; y Gustavo Melgarejo, declarado culpable por encubrimiento simple. Emerenciano Sena volvió a ausentarse por problemas de salud informados por su defensa.
En este tramo del proceso, ya sin discusión sobre los hechos, los testigos de concepto adquieren protagonismo. Su finalidad es mostrar al tribunal cómo era la vida de las personas condenadas antes del hecho, qué vínculos mantenían, qué responsabilidades familiares ejercían y de qué modo se desempeñaban en su entorno cotidiano.
Los testimonios: trabajo, familia y vínculos sólidos
La profesora de Historia Zunilda Alicia Lemos fue una de las primeras en exponer. Contó que conoció a Fabiana González hace una década, cuando ambas trabajaban en el sector educativo del movimiento social encabezado por Emerenciano Sena. La describió como “organizada, responsable y siempre dispuesta a ayudar”, y añadió que la acusada “gestionaba actos escolares, coordinaba docentes y cumplía todas sus funciones sin conflictos”.
Lemos también relató episodios familiares, como el nacimiento del hijo menor de González, que pasó por complicaciones respiratorias. “Ella me pidió que la acompañe al sanatorio porque estaba sola. Igual seguía trabajando, pero nunca dejó de estar presente con sus hijos. A Joana no le faltaba nada”, afirmó.
Luego declaró Claudia Obregón, hermana de Gustavo y cuñada de Fabiana. Sostuvo que su hermano “es respetuoso, educado, trabajador desde chico y sin vicios”, y remarcó su rol en la crianza de la hija mayor: “Le inculcó valores a Johana; es una excelente persona gracias a ellos”.
Sobre Fabiana, insistió en el perfil maternal: “Con Samuel y con Johana siempre estuvo presente. Son padres dedicados, que hacen sentir seguros a sus hijos”.
La tercera testigo significativa fue Norma Beatriz Silvestre, prima de González y quien trabajó como niñera de Samuel. Narró que cuidaba al bebé en horarios acotados para permitir que Fabiana mantuviera su trabajo y sus responsabilidades familiares. “Ella limpiaba, lavaba, trabajaba y cuidaba a su mamá, que tiene una discapacidad. También asistía a un tío de Gustavo. Estaban siempre para todo: familia, amigos, vecinos”.
Los restantes testigos, Hugo Dellamea, Cecilia Rosana Lemo y Alfredo Aguirre, reforzaron esta línea: describieron a González y Obregón como vecinos solidarios, trabajadores constantes y figuras activas de su núcleo familiar.
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Tras los rechazos, la cesura entra en la recta final
La jornada estuvo enmarcada por las resoluciones que Fernández dictó antes de abrir la etapa testimonial, entre ellas, el rechazo a pedidos vinculados a posibles prisiones domiciliarias, pericias médicas para modificar el régimen de detención y el intento de la defensa de Marcela Acuña de promover una investigación por supuesto falso testimonio contra Gloria Romero y Ronan Amarilla. La jueza consideró que esos planteos “exceden esta etapa del proceso”.
Con los testigos ya incorporados, la cesura entra en su tramo decisivo. Para este viernes se espera a la última persona convocada por las defensas y, luego, los alegatos, donde fiscalía, querellas y abogados defensores expondrán qué pena consideran adecuada para cada imputado.
En el caso de Fabiana González y Gustavo Obregón, la figura de encubrimiento agravado prevé un máximo de seis años. El esfuerzo desplegado este jueves apunta, precisamente, a convencer al tribunal de que sus historias de vida justifican una pena menor.
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