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BMWs por monedas en Moscú augura problemas para automotrices

Cuando Evgeny Barkov tuvo un auto, el vendedor de software de 31 años solía mirarlo con disgusto por la ventana de su casa de Moscú. Su vehículo permanecía sin uso más del 90 por ciento del tiempo, pero le insumía dinero y le hacía temer que pudiera averiarse.

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Cuando Evgeny Barkov tuvo un auto, el vendedor de software de 31 años solía mirarlo con disgusto por la ventana de su casa de Moscú. Su vehículo permanecía sin uso más del 90 por ciento del tiempo, pero le insumía dinero y le hacía temer que pudiera averiarse.

Por fin tomó una calculadora, sumó todos los costos y determinó que era mejor vender su Peugeot gris y pasarse por completo a un servicio de autos compartidos como Yandex.Drive, que ofrece automóviles s que van desde modelos Kia básicos hasta llamativos Porsche.

“Esa inversión no me trajo más que problemas”, dijo Barkov mientras recorría las calles nevadas de Moscú en un sedán Skoda blanco con una franja de color amarillo vivo al costado y software de Yandex en la consola del tablero. “Ahora sólo pago por el uso”.

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La firma –que lanzó el año pasado una compañía local de internet- inundó la capital rusa con más de 7.000 autos en alquiler por apenas 5 rublos (8 centavos de dólar) por minuto, lo que comprende combustible, mantenimiento y estacionamiento. Puede comparárselo con los 41 centavos por minuto de Car2Go de Daimler AG en Nueva York y, para una creciente cantidad de moscovitas, es una oferta irresistible.

Los autos compartidos hicieron explosión en Moscú prácticamente de la nada, y la cantidad de vehículos se triplicó con creces el año pasado. La ciudad tiene ahora la mayor flota de Europa y la segunda del mundo. La rapidez del cambio augura problemas para las compañías automotrices al ilustrar cómo una firma tecnológica con abundancia de fondos puede moverse velozmente para tentar a los consumidores con alternativas a la tradicional propiedad de un auto.

“Nos acercamos a un punto que podría poner todo el mercado automotor de cabeza”, dijo Shwetha Surender, analista en Londres de la consultora Frost & Sullivan. “Las compañías automotrices corren el riesgo de convertirse en meros proveedores de servicios de movilidad compartida y perder la relación directa con los clientes. No es algo atractivo”.

Sin duda las empresas automotrices buscan eliminar el riesgo. Daimler y BMW AG fusionaron sus firmas de autos compartidos a los efectos de adquirir mayores dimensiones. Volkswagen AG prueba su servicio de viajes compartidos MOIA en Hamburgo, mientras que General Motors Co. ha invertido en Lyft Inc.

En cierto modo, todas obviaron la mayor ciudad de Rusia, que tiene más de 12 millones de habitantes. Car2Go de Daimler, DriveNow de BMW y Avis Budget Group Inc. de Zipcar no tienen presencia en la ciudad, a pesar de que sus calles congestionadas –se considera que Moscú es la segunda peor ciudad del mundo en cuanto a congestión del tránsito- estaban preparadas para un cambio radical y de que las autoridades prácticamente rogaban a las compañías de autos compartidos que invirtieran.

El estacionamiento pago se lanzó en el centro de la ciudad en 2013 y por lo general se lo reserva por medio de aplicaciones, lo que hace que la población se habitúe a usar los teléfonos inteligentes para sus necesidades de transporte. Un día de estacionamiento en la calle podría costar alrededor de US$30, lo cual lo convierte en el mayor gasto diario para muchos conductores rusos. Los proveedores de autos compartidos obtienen tarifas más bajas, de aproximadamente US$400 al año.

Yandex lo aprovechó y el año pasado inundó las calles de Moscú con vehículos como crossovers Renault Captur, sedanes BMW Serie 5 y hasta autos deportivos Porsche 911. Su agresiva inversión convirtió a la firma en líder del mercado, por encima de las rivales locales Delimobil y BelkaCar.

A fines de 2018 había 16.500 vehículos compartidos en la ciudad y el Departamento de Transporte de Moscú estima que la cantidad crecerá a un ritmo anual de 5.000 vehículos en los próximos años.