El Reino Unido informó el miércoles 78.610 nuevos casos de coronavirus, la mayor cantidad desde el comienzo de la pandemia, lo que evidencia la alta transmisibilidad de la variante Ómicron.
El récord anterior de 68.053 se produjo el 8 de enero, días después de que el Reino Unido entrara en confinamiento ante una ola de contagios impulsados por la variante alfa.
Los asesores científicos advierten que las hospitalizaciones aumentarán como consecuencia de lo que el primer ministro, Boris Johnson, denominó “maremoto” de contagios por ómicron.
Todavía no está claro hasta qué punto las vacunas pueden contrarrestar la variante, aunque los primeros estudios sugieren que dos dosis más una vacuna de refuerzo pueden ofrecer hasta un 75% de protección contra la variante ómicron.
Aunque la positividad en las pruebas se está acelerando en el Reino Unido, las muertes se están produciendo a un nivel mucho más bajo que al principio de la pandemia. Los científicos esperan que un rápido despliegue de dosis de refuerzo ayude a mantener bajos los niveles de enfermedad grave, incluso cuando los casos aumenten.
En la actualidad, el número de muertes registradas es solo una fracción del nivel observado al principio de la pandemia. Mientras que el récord de muertes dentro de los 28 días siguientes a un resultado positivo fue de 1.820, notificado el 20 de enero, el total de hoy fue de 165.
Las autoridades del Reino Unido afirman que el número confirmado de resultados positivos es una subestimación significativa de la propagación de la variante Ómicron en el país. El 13 de diciembre, el secretario de Salud, Sajid Javid, dijo que se creía que había 200.000 contagios diarios, que se duplicaban aproximadamente cada dos días.
La variante altamente mutada obligó al Gobierno de Johnson a recomendar a los habitantes de Inglaterra que trabajen desde casa y a exigir el uso de tapaboca en más zonas. Estas normas pretenden ganar tiempo mientras se pueden administrar más vacunas de refuerzo.