Se suponía que Fabio Schvartsman era el nuevo rostro que ayudaría a Vale SA, la mayor minera de mineral de hierro del mundo, a salir adelante tras el colapso de una represa en 2015. En cambio, el hombre de 65 años enfrenta cargos de homicidio después del último desastre mortal de la compañía.
Si bien sabía poco de minería y metales, Schvartsman duplicó con creces las acciones de Klabin SA, el mayor productor de papel de Brasil, donde obtuvo financiamiento para implementar proyectos a precios asequibles y ganó reputación por su eficiencia en costos. Fue nombrado para dirigir Vale en mayo de 2017, justo cuando la empresa comenzaba a operar el nuevo proyecto más grande de la industria, que impulsó tanto la producción como las ganancias.
Ahora, dos años y medio después, Schvartsman —que dejó la máxima posición en marzo— está acusado de 270 cargos de homicidio como consecuencia del colapso de una segunda represa. Está acusado de saber de antemano los problemas de seguridad en la presa de relaves de Brumadinho y ayudar a ocultarlos antes del accidente más mortífero de este tipo en la historia de Brasil.
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Irónicamente, Schvartsman comenzó su papel como director ejecutivo de Vale con el compromiso de nunca permitir que se repitiera el desastre de 2015. Ahora espera la decisión de un juez sobre los cargos estatales que enfrenta y la posibilidad de cargos federales a futuro.
“Fabio Schvartsman actuó directamente para crear incentivos corporativos, no para evitar riesgos, sino para canalizar los esfuerzos para proteger el valor de mercado de Vale”, dijo Willian Coelho, un fiscal estatal, a periodistas en Minas Gerais.
“Debutó en el cargo con el eslogan ‘Mariana nunca más’”, dijo Coelho. “Pero fue un eslogan falso”.
En un comunicado, Vale dijo que estaba perplejo por las acusaciones de fraude. “Es importante recordar que otras agencias también están investigando el caso”, se lee en la declaración de la compañía. “Y es prematuro señalar una toma de riesgos consciente para causar un colapso deliberado de la represa”.
‘Una joya brasileña’
Schvartsman, mientras tanto, no estaba disponible para hacer comentarios el martes. En una audiencia pública el 14 de febrero del año pasado, denominó a Vale como “una joya brasileña que no puede ser condenada por un accidente que ocurrió en una de sus represas, más aún si fue una tragedia”.
Schvartsman fue visto por muchos como un salvador potencial para una compañía que estaba en una montaña rusa con el director ejecutivo anterior. Bajo el mando de Murilo Ferreira, las acciones de Vale perdieron alrededor del 30% a medida que los precios de los productos básicos caían en medio de la desaceleración de la demanda china y la expansión de la oferta. Sin embargo, Ferreira ayudó a impulsar la apertura de un complejo minero de US$14.000 millones en un área donde la calidad del mineral es más alta y los costos más bajos.
No obstante, las críticas sobre el desastre de Mariana en 2015 lo persiguieron y, finalmente, dejó el cargo para dar paso a Schvartsman. Por un tiempo, fue un complemento perfecto. Las acciones de Vale casi se duplicaron entre el momento en que Schvartsman fue nombrado director ejecutivo y el momento del desastre de la represa.
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Director ejecutivo anterior
De todos los líderes empresariales brasileños acusados en los últimos años, Schvartsman destaca por los cargos de homicidio. Ferreira no fue incluido en las acusaciones penales del accidente de la represa de 2015. La corrupción y el uso de información privilegiada han sido crímenes muy comunes en los últimos años.
En diciembre, los fiscales brasileños presentaron un caso contra el empacador de carne JBS SA, su holding y 14 personas por presunto fraude en préstamos del banco de desarrollo de la nación. Los fiscales solicitaron que las empresas y los fundadores, Joesley y Wesley Batista, sean condenados por irregularidades en las transacciones entre el gigante cárnico y el BNDES que resultó en enriquecimiento ilegal.
Menos de tres meses antes, Eike Batista, otrora el hombre más rico de Brasil y sin relación con los propietarios de JBS, fue sentenciado a ocho años y siete meses adicionales de prisión por tráfico de información privilegiada. Batista ya había sido condenado por pagar US$16,6 millones para obtener contratos gubernamentales como parte de una amplia investigación de corrupción, conocida como Lavajato, y sentenciado a una condena 30 años que cumple bajo arresto domiciliario.
Si bien Schvartsman fue imputado de homicidio y Vale fue acusado de delitos ambientales, no está claro cuándo o si irá tras las rejas. Un caso penal por el derrame de la represa de 2015, que también incluyó cargos de homicidio contra algunos ejecutivos de Vale, fue suspendido en 2017 después de que un juez encontró evidencia de escuchas telefónicas ilegales por parte de los investigadores.