El multimillonario de robótica chino James Zhou se anotó una victoria este año cuando Tencent Holdings Ltd. contribuyó a financiar su startup a una valuación de US$5.000 millones. Pero Zhou ya busca más dinero. ¿El objetivo? Hacer que sus robots que cantan, bailan y enseñan yoga parezcan más humanos.
Zhou, que tiene 40 años, ha reunido una serie de socios famosos para su UBTech Robotics Inc. Los equipos de construcción de robots para niños de la startup se venden en las tiendas de Apple Inc. Los robots, que tienen el tamaño de una muñeca, pueden usar Alexa, el asistente de voz virtual de Amazon.com Inc. La firma ha creado los robots Stormtrooper con Walt Disney & Co. Sus robots educativos usan el asistente de voz de Tencent.
Pero los robots de Zhou tienen que mejorar en lo relativo a procesamiento del lenguaje, algo que sigue siendo una gran barrera para que puedan venderse de forma masiva.
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Es por eso que se ha embarcado en una enérgica ola de contrataciones y espera realizar una oferta pública inicial en Shenzhen el año próximo a los efectos de reunir fondos para mejorar sus robots en el cumplimiento de instrucciones humanas.
China, cuya población envejece y sus costos laborales crecen, es el país que más gasta en los robots industriales que se utilizan en fábricas. Ahora aumenta el interés por robots que directamente sirvan a las personas y se estima que la demanda trepará a medida que mejore la tecnología. La inversión encabezada por Tencent ha hecho de UBTech la mayor firma del mundo fabricante de robots para el consumidor por valuación, según la consultora Frost & Sullivan. Zhou está sentado sobre una fortuna de alrededor de US$1.600 millones, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg.
“Paso a paso”, dijo Zhou este mes en una entrevista en la oficina de UBTech en Shenzhen. “Quiero llevar robots a cada hogar”.
Pero los emprendedores como él también enfrentan una serie de desafíos. Aún están ajustando su tecnología, y pueden tener que responder dudas sobre la seguridad de sus productos. En China, por otra parte, deben hacer frente a cuestiones particularmente difíciles en relación con la privacidad de los consumidores.
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En la actualidad, los robots suelen tener cámaras en China, las cuales podrían sumarse a una casi omnipresente vigilancia en el país. UBTech dice que si bien algunos de sus robots comprenden capacidad de monitoreo a distancia, todos sus productos se diseñan teniendo en cuenta la seguridad del cliente. Con una actitud similar a la que mostraron durante años sus compatriotas en Silicon Valley, Zhou no toma posición respecto del tema de la privacidad y sostiene que son las autoridades, no los emprendedores, quienes deben establecer las pautas.
“El mercado global depende de la política”, dijo. Pero algunos de los posibles puntos débiles de esas nuevas tecnologías pueden resultar difíciles de ignorar. El año pasado, investigadores de IOActive hackearon un robot de UBTech para mostrar sus vulnerabilidades. En un video clip de la firma consultora se veía al robot hundiendo una y otra vez un destornillador en un tomate mientras reía de forma demencial.