Carlos Ghosn dejó de ser presidente de Nissan tres días después de su arresto por acusaciones sobre delitos financieros, lo que refleja la gran caída en desgracia de un ejecutivo se convirtió en mito al liderar una alianza automotriz de alcance global.
El directorio de Nissan votó unánimemente por sacar al mandamás del cargo, informó tras una reunión que duró hasta la noche de Tokio. Al mismo tiempo, la junta prometió continuidad al asegurar que su alianza con Renault no cambiará. Al desvincular a Ghosn, la fabricante japonesa tomó un camino más agresivo que su compañera francesa, que solo optó por nombrar un reemplazante interino y pidió a su socia hacer lo mismo.
La medida altera el equilibrio de poder en las compañías que dirigió Ghosn. El director ejecutivo de Nissan, Hiroto Saikawa, emerge como el motor detrás de la investigación, mientras que la contraparte francesa parece sorprendida por los acontecimientos. Ghosn tenía previsto consolidar el vínculo a través de una fusión total de Nissan y Renault, medida resistida por Saikawa, que en su lugar podría buscar mejorar la posición de la japonesa en términos de negociación dentro de una alianza que a su juicio ha favorecido durante demasiado tiempo a la compañía europea.
"Es un golpe de Estado", afirmó Tatsuo Yoshida, analista Sawakami Asset Management que trabajó en Nissan. "La era de Ghosn se acabó". El ejecutivo de 64 años, sin embargo se mantendrá como directivo de manera oficial, ya que se necesita el voto de los accionistas para sacarlo por completo de la junta. La japonesa no designará un presidente interino y sus tres directivos independientes nombrarán a un titular permanente más adelante.
En declaraciones formuladas a los medios tras la reunión, Saikawa aseguró que estabilizar la estructura actual es el mejor camino a futuro. Ambas partes mantienen una comunicación estrecha y eso continuará, manifestó.
Sin Ghosn a la cabeza del directorio de Nissan, una fusión completa parece improbable. El carismático ejecutivo franco-brasileño fue arquitecto y eje de la alianza, que suma dos décadas de antigüedad y se creó para competir con rivales mundiales. El arresto dejó al descubierto los resentimientos que se acumularon a medida que japoneses y franceses alternaron éxitos y fracasos a través de los años.
En el último tiempo, la estructura se volvió cada vez más controvertida en Japón debido al sólido desempeño financiero de Nissan. Pese a que generalmente ha superado a Renault en ventas y ganancias, la firma asiática tiene mucha menos influencia dentro de la alianza. Posee un 15% de participación sin voto en Renault, que a su vez ostenta el 43% de Nissan y sí tiene derecho a voto. Mitsubishi se unió en 2016.
Nissan acumula varios años de descontento por la posición ventajosa de la compañía francesa y Saikawa hizo referencia a ese desequilibrio en la conferencia de prensa a la cual convocó el lunes para hablar sobre el arresto de Ghosn. La francesa, al contrario, está dispuesta a mantener o reforzar el vínculo actual. El ministro de Economía y Finanzas del país europeo, Bruno Le Maire, declaró el miércoles que la asociación continuará y se profundizará. En su condición de mayor accionista de Renault, el Estado francés está "totalmente vinculado a la alianza de Renault y Nissan", sentenció.