Algunos obispos estadounidenses están aconsejando a sus feligreses que eviten la vacuna contra el covid-19 de Johnson & Johnson por tratarse, sostienen los prelados, de una vacuna inmoral porque se utiliza tejido humano derivado de un feto abortado durante su fabricación. Su consejo es más estricto que la declaración del Vaticano de que la fórmula es ampliamente aceptable para los 1.300 millones de seguidores de la fe.
La Arquidiócesis de St. Louis, conocida como la “Roma de Occidente” por su tamaño e influencia, instó el martes a sus 500.000 miembros a elegir como primera opción vacunas de Moderna Inc. y Pfizer Inc., pero que utilicen la de J&J “con la conciencia tranquila si no hay otra alternativa disponible”.
La Arquidiócesis de Nueva Orleans, con 518.000 católicos, fue más contundente. En una declaración del 26 de febrero, citó “las malas acciones” de los creadores de la vacuna por el “uso de líneas celulares derivadas de un feto abortado”. Las dos arquidiócesis declararon la fórmula como “moralmente comprometida”.
Al solicitarle sus comentarios, Sarah McDonald, portavoz de la arquidiócesis de Nueva Orleans, envió por correo electrónico una parte de la guía: “Si la vacuna Moderna o Pfizer está disponible, los católicos deben optar por recibir cualquiera de esas vacunas en lugar de recibir la nueva vacuna de Johnson & Johnson por su amplio uso de líneas celulares derivadas del aborto”.
El 22 de febrero, el número de muertos por coronavirus en Estados Unidos superó los 500.000, al tiempo que los católicos de todo el mundo celebraban la Cuaresma, la temporada que precede a la Pascua, el día más sagrado de la Iglesia. Casi 25% de los estadounidenses se identifican como católicos romanos, según una encuesta de Gallup de 2018.
HV