La decisión de JP Morgan de remover a la Argentina de su índice de deuda más riguroso generó múltiples interpretaciones en el ámbito financiero y político. Sin embargo, según el analista Néstor Kreimer, la medida tiene una explicación técnica y no implica un deterioro en las condiciones de endeudamiento del país. En diálogo con Canal E, Kreimer analizó el alcance real de la decisión y cómo los mercados internacionales están observando el escenario argentino a semanas de las elecciones.
Un cambio técnico, no una sanción financiera
“Hay que poner las cosas en su justa medida”, sostuvo Kreimer. “Los bancos de inversión como JP Morgan revisan cada cierto tiempo los bonos que integran sus índices. En este caso, simplemente venció el plazo de inclusión de los títulos emitidos en septiembre de 2020. Es un dato técnico, no una opinión política”.
Según explicó, la salida del panel no altera las tasas de interés ni la capacidad de endeudamiento de la Argentina: “No es que pasamos de jugar en primera A a primera D; a lo sumo ahora jugamos los sábados en vez de los domingos, pero se llena la cancha igual”, ironizó.
Lo que sí cambia es la frecuencia con la que se actualiza el riesgo país: “Hasta ahora teníamos un valor minuto a minuto; de ahora en más se actualizará una vez por día. No afecta los fundamentos financieros, sólo reduce la visibilidad en tiempo real”.
“No cambia la tasa de endeudamiento”
Kreimer insistió en que esta modificación no altera el diferencial de tasa con respecto al bono del Tesoro de Estados Unidos, que sigue siendo la referencia. “El riesgo país es el spread de tasa que pagan los bonos argentinos sobre los del Tesoro americano. Eso no se mueve por este cambio. Lo único que cambia es que quienes miraban los movimientos intradía tendrán que esperar 24 horas”, explicó.
A modo de broma, añadió: “Para los ansiosos que jugaban minuto a minuto, ahora habrá que tomar un ansiolítico, porque hasta mañana no tendrán el nuevo dato”.
El apoyo de Estados Unidos y la mirada de los mercados
Consultado sobre el respaldo del gobierno estadounidense a la administración argentina, Kreimer señaló que los mercados valoran el gesto: “Es muy positivo que el principal país del planeta en términos económicos exprese un apoyo explícito a la Argentina. Es casi un salvavidas financiero”.
Sin embargo, advirtió que ese impacto no necesariamente se traduce en mejoras políticas: “El mercado no vota. Quien pone el sobre en la urna es la gente común, y el ciudadano promedio hoy está golpeado en su capacidad de ingreso, de ahorro y de consumo. Estas ayudas macroeconómicas no alcanzan a la microeconomía cotidiana en el corto plazo”.
En ese sentido, el analista concluyó que “las señales externas ayudan a estabilizar expectativas, pero no van a cambiar el resultado electoral. Lo importante es que, al menos, la Argentina no pierda respaldo financiero en un contexto global tan volátil”.