En conversación con Canal E, el economista, Juan Sánchez, describió las políticas de Estado, inversiones estratégicas y reformas que permitieron a Uruguay alcanzar estabilidad y crecimiento sostenido en las últimas décadas.
Sánchez analizó los factores que explican el desempeño económico de Uruguay y los contrastes con la realidad argentina, especialmente a la luz de los últimos datos de crecimiento difundidos por el EMAE. Para comenzar, destacó que el panorama argentino muestra segmentos dinámicos puntuales, pero sin estabilidad. “Si bien hay un crecimiento, hay un crecimiento de algunos sectores en particular, vinculados con servicios financieros, inmobiliarios y turismo”, señaló.
Sánchez explicó que Uruguay, a diferencia de Argentina, logró mantener políticas de Estado durante décadas, lo que creó previsibilidad para el desarrollo de sectores estratégicos. “Uruguay estuvo teniendo políticas de Estado casi desde el primer gobierno democrático, cosa que a Argentina no se le vio tanto”, afirmó, subrayando que esto permitió alcanzar lo que denomina “velocidad de crucero”, una estabilidad difícil de replicar en la región.
Políticas de Estado, reformas y capacidad de atraer inversión
El economista recordó que Uruguay impulsó reformas portuarias, de zonas francas, forestación, seguros y competencia, siempre manteniendo continuidad regulatoria. Este marco estable fomentó la inversión productiva. “Uruguay no apostó por vender todo al mejor postor”, señaló, diferenciando el modelo uruguayo del proceso privatizador argentino de los años 90.
Sánchez ejemplificó los beneficios de las buenas prácticas regulatorias con un caso reciente en el fútbol local, sector relevante económica y culturalmente en Uruguay. Contó que la intervención técnica promovida por FIFA ayudó a mejorar normas de cumplimiento, lo que abrió el mercado audiovisual, antes concentrado. “Se hizo algunas modificaciones que permitieron ahora una competencia y ahora se puede pagar el triple de lo que la Asociación Uruguaya estaba recibiendo”, explicó.
Esta nueva competencia —dijo Sánchez— es un ejemplo microeconómico de cómo la transparencia regulatoria impulsa mejores resultados. “Esa transformación sirvió para que Uruguay se liberara”, afirmó.
Estabilidad, infraestructura y apoyos internacionales
Sánchez sostuvo que la estabilidad institucional uruguaya permitió encarar grandes inversiones de largo plazo, desde los parques eólicos hasta las plantas de celulosa, con desembolsos superiores a los 7.000 millones de dólares por sector. En total, señaló, la inversión vinculada a energía renovable y celulosa superó los 15.000 a 20.000 millones de dólares. Destacó también el impacto de la Ley de Participación Público-Privada, aprobada en 2011-2012, que permitió un ambicioso plan de infraestructura, incluyendo la recuperación del ferrocarril para atender la logística de UPM.
En cuanto al contexto internacional, recordó que tanto Argentina como Uruguay suelen recibir apoyos externos, aunque no siempre con los mismos resultados. Advirtió que algunos respaldos pueden no ser positivos si no se evalúan las alternativas con transparencia. Mencionó como ejemplo la reciente aprobación del BID de un crédito por 500 millones de dólares para corredores de transporte en Uruguay, señalando dudas en torno al proceso. “No se conocen los argumentos por los cuales se seleccionó un BRT en lugar de otras alternativas”, remarcó.
A pesar de los desafíos, Sánchez aseguró que Uruguay consolidó un reconocimiento internacional gracias a su seriedad, estabilidad y continuidad institucional. Recordó incluso cómo la imagen del país se fortaleció vía el fútbol, desde el Mundial 2010 hasta campañas internacionales. La combinación de políticas duraderas, inversiones estratégicas y marcos regulatorios sólidos —señaló— ha sido clave para el desempeño económico uruguayo.