El avance de la inteligencia artificial atraviesa un punto de aceleración global. Para IDC, 2026 será el año en que el mercado pasará de la experimentación a la adopción masiva, obligando a las organizaciones a convertir la IA en valor real. Pero este salto no será sencillo: la volatilidad del mercado, la presión por resultados y la falta de una estrategia sólida de datos marcarán el ritmo.
Forrester coincide en que los CIO tendrán más presupuesto para invertir en IA, pero también enfrentarán exigencias mayores. Y en ese terreno, la calidad y la gobernanza de datos se vuelve un diferencial determinante.
“Si un jugador no puede controlar la pelota en el campo de juego, tampoco podrá marcar un gol. Con la IA pasa lo mismo: sin datos de calidad y bien gestionados no hay IA inteligente”, afirma Gilson Magalhães, vicepresidente y gerente general de Red Hat para Latinoamérica.
Según el ejecutivo, 2026 será un año bisagra: los proyectos deberán demostrar impacto estratégico y no solo mejoras operativas. "No basta con adoptar herramientas; será necesario reestructurar los recorridos, personalizar las interacciones en tiempo real y rediseñar las operaciones con IA integrada, desde la planta de producción hasta la gerencia”, agrega Magalhães.
Soberanía digital: el corazón de la próxima década

La regulación sobre datos empuja una tendencia en expansión: la IA soberana, diseñada para asegurar que la información y los modelos permanezcan bajo jurisdicción nacional o regional.
Para Magalhães, dominar los datos será una ventaja competitiva clave: saber dónde están, cómo se procesan, qué impacto tienen y con quién se comparten. Y advierte sobre los riesgos de la “falacia digital”: confiar en modelos entrenados con datos incompletos, sesgados o erróneos.
“Si las decisiones cruciales de negocios, políticas públicas, atención médica o educación se basan en un modelo entrenado con datos incompletos o contaminados, estaremos institucionalizando el error”, advierte Gilson.
Combatir ese riesgo exige prestar atención a tres pilares:
- Selección estricta de datos
- Transparencia en fuentes y procesos
- Pensamiento crítico permanente
IDC estima que para 2026 más del 30% de las empresas que utilicen IA avanzada revelarán las fuentes de datos con las que entrenan sus modelos.

Infraestructura e inferencia: los componentes que define el valor real de la IA
En los eventos Red Hat Summit: Connect —con ediciones en São Paulo, Buenos Aires, Santiago, Ciudad de México, Montevideo, Lima y Bogotá— la empresa destacó el rol de las plataformas abiertas e híbridas como base de la IA moderna. En este escenario, se presentó Red Hat AI 3, solución pensada para combinar modelos, datos y automatización en entornos híbridos.
“La próxima fase de la inteligencia artificial será híbrida, abierta y colaborativa, basada en la interoperabilidad, la transparencia y la cocreación”, afirma Magalhães.
La inferencia es otro de los conceptos que tuvieron protagonismo en estos encuentros. Se trata de la fase donde los modelos aplican lo aprendido a situaciones reales y que gana protagonismo en sectores críticos como salud, finanzas, industria y servicios. Por ejemplo, en el sector financiero, la inferencia es capaz de detectar errores y comportamientos inusuales en tiempo real, previniendo el fraude y agilizando la atención.
Según Gartner, para 2028 más del 80% de la computación acelerada destinada a entrenamiento migrará a inferencia. En este sentido, Magalhães afirma: “El futuro de la IA no se define por los modelos, sino por lo que se hace con ellos”.
Agentes inteligentes: hacia una nueva arquitectura empresarial
Para Red Hat, 2026 también marcará la consolidación de los agentes inteligentes dentro de las aplicaciones empresariales. Estas tecnologías, capaces de operar de forma autónoma y aprender de los datos, transformarán la forma en que las organizaciones gestionan sus interacciones con clientes, operan comercios, administran inventarios o toman decisiones financieras. La clave: interacciones personalizadas en tiempo real.
Gartner proyecta que para fines de 2026, el 40% del software empresarial integrará agentes inteligentes y hacia 2035 estos generarán alrededor del 30% de los ingresos del software corporativo.
"Estas interacciones adaptadas al contexto exigirán a las empresas repensar, no solo lo que venden, sino también cómo lo hacen: qué canales utilizan y cómo se comunican con sus clientes", explica el ejecutivo. "La ventaja competitiva residirá en qué tan bien su IA comprende y respeta el comportamiento humano", afirma Magalhães.
IA física, automatización y una infraestructura lista para escalar
Otra tendencia creciente es la denominada IA física, que aporta inteligencia al mundo real mediante la integración con la robótica, los vehículos autónomos, el Internet de las Cosas y los gemelos digitales. Según Deloitte, para 2026 esta tecnología transformará sectores tradicionalmente costosos o complejos de automatizar.
“Esta modernización de la infraestructura es la base de la nueva economía digital. Implica eliminar los silos, integrar las nubes, replantear el rol de los datos e integrar la automatización en el núcleo de las operaciones”, afirma el vicepresidente de Red Hat para Latinoamérica.
Lejos de quedar atrás, la automatización clásica se potencia: Gartner anticipa que el 30% de las empresas automatizará más de la mitad de sus actividades de red basándose en IA. Mientras que McKinsey señala que integrar IA a la automatización puede elevar la productividad un 35% y reducir los costos un 20%.
En ese marco, las soluciones de código abierto empresarial, como Red Hat Ansible Platform, se convierten en aliados estratégicos de las organizaciones, permitiéndoles expandir la automatización entre dominios, orquestar flujos de trabajo y optimizar las operaciones de TI con seguridad y flexibilidad.
La clave del éxito para Red Hat
En conclusión, para Magalhães, el camino hacia 2026 exige una nueva arquitectura empresarial basada en tres pilares:
- Dominio de los datos
- Inferencia inteligente
- Modernización tecnológica
“La inteligencia artificial sólo aportará valor cuando se aplique con un propósito claro y en sintonía con el conocimiento humano”, concluye el ejecutivo.