Desde el tribunal eclesiástico que condenó a Galileo por postular que la Tierra gira alrededor del Sol, la ciencia lleva más de cuatro siglos luchando contra la irracionalidad. El cuestionamiento a la obligatoriedad de las vacunas, la negación del cambio climático, la difusión de la homeopatía y otras teorías sin fundamento parecen ser la nueva versión del viejo ataque a la ciencia.
Como apunta el cardiólogo Daniel Flichtentrei, estos temas siempre estuvieron presentes –en forma latente– en la sociedad y en algún momento se dan las condiciones para que afloren. “En momentos en que la ciencia está siendo amenazada en el mundo entero. Y en Argentina, incluso, está siendo desmantelada, surgen las condiciones y posibilidades sociales para que aflore un discurso absurdo y completamente anticientífico, totalmente irracional y que en muchos sentidos es criminal para la salud pública”, explica el director de IntraMed.
Lo más preocupante es cuando este discurso anticiencia se reproduce en forma irresponsable por legisladores y funcionarios que deben decidir sobre nuestro futuro. El ejemplo son tres proyectos de ley presentados en el Congreso de la Nación y que esta semana tomaron relevancia pública.
El primero, de la diputada nacional Paula Urroz (Unión PRO), buscaba eliminar la obligatoriedad del calendario nacional de vacunación. La iniciativa, que tiraba por la borda la evidencia científica en cuanto a la seguridad y eficacia de las vacunas, recibió un rechazo unánime de sociedades científicas. Los primeros en alzar la voz, ante el silencio oficial, fueron la Sociedad Argentina de Infectología y la Fundación Huésped: “La vacunación, luego de la potabilización del agua, es el hito sanitario que más vidas ha salvado en el mundo a lo largo de la historia de la humanidad”.
El segundo proyecto de ley, también de la diputada Urroz, pretende incluir en el Plan Médico Obligatorio los medicamentos homeopáticos. La iniciativa ya cuenta con 17 firmantes, 11 de los cuales son del bloque Unión PRO. “La homeopatía tiene más de cien años. En todo este tiempo, nunca pudieron hacer la más mínima validacion científica de sus beneficios. Querer incluir esto en el PMO es como volver a la época de los chamanes”, explica Ginés González García, ex ministro y actual rector honorario de Universidad Isalud.
Detrás de los dos proyectos está la misma persona: el médico homeópata Eduardo Angel Yahbes, militante antivacunas y asesor de la diputada Urroz. Quien, entre otras cosas, postula que la inmunidad de rebaño es un mito urbano. Parece que Yahbes desconoce cómo gracias a la vacunación se erradicó la viruela en 1980.
Incultura. El tercer proyecto es el de Libertad Religiosa, que fue presentado por el Ejecutivo. El artículo 7º protege el “derecho a la objeción de conciencia, institucional o de ideario”, y establece que toda persona tiene derecho a invocar un deber religioso o una convicción como razón para negarse a cumplir una obligación jurídica. Amnistía Internacional considera que esto es un “retroceso sustantivo porque revierte la excepcionalidad del instituto de la objeción de conciencia, pasando ésta a ser casi una regla”. La organización menciona varios ejemplos sobre cómo este artículo podría aplicarse: un docente podría negarse a impartir una clase sobre la teoría de la evolución o un médico a proveer anticonceptivos a mujeres por encontrarse en pugna con su creencia religiosa.
Pero ¿por qué estas ideas anticiencia encuentran eco en parte de la población? “Vivimos en una sociedad en la que la racionalidad está devaluada. Y en un entorno en el que los comportamientos puramente emocionales e instintivos son muy estimulados por el proceso educativo. Y no se enseña a pensar lógicamente, algo que, además, requiere esfuerzo”, postula Flichtentrei. “Quizás sea una reaccion filosófica a la innovación, a la tecnología”, ensaya González García.
Ya en 1985 Mario Bunge reflexionaba en su libro Pseudociencia e ideología: “... es posible que estemos en los comienzos de una crisis de la ciencia básica que, de seguir, desembocaría en una Nueva Edad Media. Si deseamos evitar esta catástrofe, es menester que hagamos algo por cambiar la ‘imagen pública’ de la ciencia, de modo que pueda seguir atrayendo a algunos de los jóvenes más inteligentes y siga mereciendo el apoyo de administradores y políticos ilustrados, sin necesidad de prometer lo que no puede dar”.
Reunión suspendida
“Debate sobre vacunas y sus efectos adversos”. Este era el título de la reunión que había convocado la diputada Paula Urroz para el próximo martes a las 17 en el Congreso de la Nación. El objetivo era presentar su proyecto de ley que planteaba la eliminación de la obligatoriedad de las vacunas. El evento iba a ser presidido por el doctor Eduardo Angel Yahbes, experto en homeopatía. Sin embargo, tras el unánime rechazo de las sociedades científicas a su proyecto de ley, así como también de las autoridades sanitarias y de su propio bloque Unión PRO, la diputada decidió suspender la reunión. “Informamos que dada la utilización política que se le está dando al tema vacunación, se suspende hasta nuevo aviso la jornada sobre vacunación prevista para el martes 4 de julio a las 17 h en el Congreso”, explicó vía email.