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Alberto y su regreso a la indecisión

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Ser o no ser. Alberto F logra centralidad sin decir si irá por la reelección. | presidencia

El peronismo parece de nuevo sufrir ante la espera de aquello que más ha especializado a Alberto Fernández en relación a sus imbricados procesos de decisión. Como en un réplica renovada de sus mejores momentos de tensión, el Presidente encuentra de nuevo placer y poder en hacer que su partido político aguarde por definiciones, y produciendo de manera mágica la ocupación temporaria y actualizada del centro general de la escena. Lo que para todos puede ser vivenciado como un martirio insoportable, es para Alberto el escenario doméstico más esperado. Su candidatura será o no será, pero nada le modifica el placer del tiempo previo a eso, que solo será una anécdota adicional para quien quiera analizarla en un tiempo posterior.

El regreso de un tiempo interminable en sus manos vuelve a hacerse presente en condiciones de necesidad electoral, pero no es en él donde debería colocarse el único caso de demora. Macri juega a acompañarlo en un juego en espejos, aunque con pesos electorales no tan equivalentes, en relación a su confirmación o no confirmación de candidatura. Juntos por el Cambio sufre en el mismo tiempo sobre definiciones de articulación en relación a una candidatura y a juegos de poder que  garantizan por un tiempo, un tiempo que se busca extender, un poder amenazado por Larreta. Así, resulta que quien no decide, en algunas ocasiones, logra centralidad.

Pensar estos mecanismos solo como el reflejo de decisiones o consecuencias de características personales no sería suficiente, sobre todo porque parece ser un dispositivo detectable en todo el sistema político. Los gobernadores deben decidir si hacen sus elecciones separadas, la CGT si acompaña o no a alguna candidatura oficial, la UCR si se queda en JxC o disputa el poder o si Milei es aliado o enemigo de parte del macrismo. La mayoría ofrece un tiempo que se extiende sin rastros de definiciones inmediatas.

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Realidades buenas y malas

Parte de los problemas se vinculan a las complejidades organizacionales de los dos principales partidos políticos. Ambos tienen experiencias recientes de gobierno o las están teniendo en la actualidad, con funcionarios y funcionarias en gestión o de reciente salida, y producto de alianzas para resolver un acumulado de votos suficiente para obtener victorias electorales. Si se presta atención, más que tratarse de personas que protagonizan la generación de obstáculos para el mejor procedimiento funcional, se puede describir allí un entramado social funcional a la diversidad y la batalla sin resolución. En algunos casos, ni una victoria electoral puede resolverlo, como el caso de La Pampa y el radicalismo pueden dejar como evidencia.

Sobre las decisiones y su complejidad en la sociedad moderna se puede reflexionar en extenso. En primer lugar se debe señalar algo no tan obvio, en relación a que las decisiones tienen el problema de la arbitrariedad en el mundo moderno. Si se presta atención, los procesos de decisión deben lidiar con demasiada información disponible, en condiciones sociales de no soledad y bajo limitaciones y presiones del tiempo. 

Es posible que en formas antiguas de sociabilidad la decisión de salir a explorar otros territorios o la de sembrar o no cierto tipo de cultivo haya estado basado en procesos de decisión que solo tomaban en cuenta la experiencia personal o la intuición, pero nadie podría señalar que la decisión de hacer o no algo está únicamente establecida por la reflexión pura y personal. Quien decide algo lo hace porque se le hace obvio que el futuro requiere un momento diferente, y deberá hacerlo bajo condiciones múltiples que no logrará controlar. Así, tomará lo que pueda y hará algo de manera relativamente arbitraria.

Algunos dispositivos de la ciencia intentarían ofrecer la ilusión de la disminución de la arbitrariedad, algo de lo que el sistema político suele nutrirse. Las decisiones de legislación suelen ir acompañadas de determinadas evidencias en relación a investigaciones o algunas promociones de gestión gubernamental se valdrían de la generación de estudios propios para determinar políticas sociales acordes a esa condición detectada. Esto, de cualquier manera, no logra eliminar a la decisión como un proceso siempre limitado en datos.

Diga usted algo

En algún sentido, a la ciencia le ocurre lo mismo que a JxC y el FdT, ya que sus propios niveles de especialización ofrecen altísimos detalles sobre líneas de investigación que se ocuparán solo de su problema a tratar (ej.: insuficiencia cardíaca) pero sin conocer lo que en simultáneo podría estar sucediendo con el resto del cuerpo. En realidad, como cualquier decisión, se selecciona algo y se deja sin marcar al resto. Para eso también vendrá el tiempo posterior del análisis de las consecuencias y su necesidad de una nueva decisión producto del lanzamiento al mercado de un nuevo medicamento.

Cristina supo ganar la elección y Alberto fue su modo de encontrar un tratamiento para ese caso único, pero sin manera de conocer previamente las consecuencias subsiguientes. Su victoria produjo un acumulado organizacional nuevo con demandas, variaciones y problemas renovados que ahora necesitan de una nueva decisión electoral que deberá caer también en condiciones de arbitrariedad. Macri creó una experiencia política que supo lograr una victoria rutilante, pero que con el paso del tiempo, y ante también su propio fracaso, expone sus discursos liberales y de derecha en una tensión que solo distrae a su electorado, pero que confirma su complejidad interna. Todos se multiplican y obligan a enfrentar la evidencia de una nueva decisión urgente. 

Aunque suene extraño, Alberto consigue una individualidad en forma de ventaja. Alejado del kirchnerismo, sin clara relación con los gobernadores y repudiado por el resto del universo político, termina construyendo un universo para sí (aunque sin ninguna ventaja electoral) en la que produce nuevamente una espera que no es posible de resolver en las dos grandes y complejas estructuras que ofrece el sistema político. Él, que fue la excusa para volver a complejizar el peronismo, tiene ahora a todos ellos y sus formas esperando otra vez por él y su siguiente acción.

En estas elecciones todos parecen ser posibles candidatos. Todos pueden aparecer y desplegar sus opciones. Todos pueden ser un poco de derecha y un poco de izquierda. Porque como en las decisiones, cualquier cosa, se elige algo nuevo, en el tiempo que está por venir. Pero eso ahora a Alberto no le interesa.

 

*Sociólogo.