Para poder comprender la magnitud de lo acontecido en la sesión de Diputados del 4 de noviembre resulta fundamental tener en claro la importancia del control y el rol que debe cumplir la Auditoría General de la Nación.
No hay duda que el control debe ser concebido como parte inherente al desarrollo de un país, toda vez que contribuye a la buena gobernanza.
El principal producto de la AGN son sus informes de Auditoría. Una auditoría busca determinar la razonabilidad de la información financiera; el cumplimiento de la normativa aplicable; la utilización económica y eficiente de los recursos y el grado en que se han alcanzado los objetivos previstos.
Los informes se constituyen (o debieran constituirse) en un aliado importante para la correcta gestión y un insumo fundamental para los distintos poderes del Estado. Para los organismos fiscalizados porque les permite detectar los desvíos existentes. Al Poder Legislativo toda vez que puede traducir los hallazgos y recomendaciones de los informes en una presión efectiva sobre el Gobierno para mejorar el desempeño del sector público. Respecto del Poder Judicial u otros organismos de control al ser tomados como antecedentes en investigaciones judiciales y/o administrativas. Para las ONG, medios de prensa y ciudadanos, quienes usan los reportes de auditoría como una fuente de información real.
Ello evidencia la necesidad de trabajar para que la AGN sea concebida como un organismo confiable, creíble, competente y por sobre todo independiente.
No puede perderse de vista que uno de los parámetros básicos con que se analiza la calidad de una democracia se vincula con la solidez de sus instituciones; esta solidez genera confianza social en el sistema, produciéndose así un círculo virtuoso. Hoy, la percepción generalizada es que las instituciones son permanentemente violentadas, y es nuestra tarea, como ciudadanos, trabajar para que ello no suceda.
Un paso crucial radica en reglamentar el artículo 85 de la CN, que prevea un procedimiento de selección de los auditores generales similar al del procurador general de la Nación, con audiencias públicas, de manera de transparentar la designación y terminar con subterfugios o interpretaciones forzadas, que sólo ponen un manto de sospecha sobre un organismo al que se le ha asignado la delicada tarea de vigilar y fiscalizar la correcta administración de los dineros públicos.
*Auditor General de la Nación.